OPINION INTERNACIONAL

EL DIA DE LA VICTORIA ANTINAZI

En Moscú, el desfile militar en la Plaza Roja fue presenciado entre otros líderes extranjeros por la canciller alemana Angela Merkel, el presidente chino Hu Jintao y el presidente de Israel, Shimon Peres. El presidente de Rusia, Dmitri Medvedev, en el estrado junto al primer ministro Vladimir Putin, señaló que «nuestro deber consiste en salvaguardar la paz lograda a consecuencia de la victoria en la gran guerra patria contra la Alemania nazi». Agregó que «nietos y bisnietos recogen testimonios de las proezas realizadas por sus mayores y no cabe duda que venerarán la memoria de los héroes de la gran guerra patria». Dijo también que las nuevas generaciones fortalecen las tradiciones de la amistad y la cooperación entre los pueblos que también celebran el Día de la Victoria, que ha sido y seguirá siendo la fiesta común para los veteranos de todos los países. Rindió homenaje a las generaciones anteriores, señalando que «nos sentimos orgullosos de que las personas que participaron en la guerra tardaron poco en reconstruir el país en ruinas, fueron los primeros en salir al espacio exterior (en el vuelo de Gagarin) y alcanzaron impresionantes éxitos en educación, cultura y ciencia». En alusión sin duda a la actual situación internacional, expresó que Rusia aporta su contribución al mantenimiento de la paz y la estabilidad en el mundo, defiende con firmeza los principios de la cooperación pacífica, «se pronuncia en consecuencia por el sistema indivisible de la seguridad», destacando además la contribución de las fuerzas armadas rusas en misiones de paz en el mundo.

En el desfile militar, que duró 72 minutos, participaron 10.500 soldados rusos y cerca de mil representantes de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), surgida tras la disgregación de la Unión Soviética. También participaron efectivos de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Polonia, y se indicó que por primera vez países de la OTAN desfilaron en la parada militar, a pocos metros de las murallas del Kremlin. Cerraron el desfile orquestas militares de EEUU, Reino Unido, Francia y Rusia. En total, participaron en la ceremonia unos 3 mil veteranos, entre ellos 200 procedentes de otros 24 países. Un grupo de 9 legendarios tanques T-34 abrían el desfile, en el que participaron también por primera vez oficiales del ejército espacial.

Las celebraciones del Día de la Victoria se verificaron también en Ucrania, presididas por el presidente Víctor Yanúkovich en la plaza principal de Kiev; entre los marineros de la Flota del Mar Negro en la ciudad de Sebastopol; en Bielorrusia, con el presidente Alexander Lukashenko en Minsk; en Moldavia, con el presidente Marian Lupu y el primer ministro Vladimir Filat en la capital, Kishinev; en la capital de Estonia, Tallin, frente al monumento al Combatiente Libertador, entre otras.

En medio de estas conmemoraciones asomaron a la memoria de los veteranos los grandes hitos de la batalla en el frente ruso que mantenían en vilo a la humanidad y que impidieron el milenio nazi preconizado por Hitler: la resistencia en Leningrado cercada, y en Moscú desde donde no se movió la dirección soviética; la batalla de tanques del arco de Kursk; y sobre todo la batalla de Stalingrado, que inspiró los cantos de amor de Neruda e imprimió un viraje a la guerra dando paso a la ofensiva que se combinó a su paso con la lucha liberadora de los pueblos sojuzgados de Europa y culminó en vísperas del 1º de mayo de 1945 cuando los sargentos Mijaíl Yegórov y Melitón Kantaria plantaron la bandera roja en la cúpula del Reichstag en Berlín. Belgrado había sido liberado en octubre de 1944; Budapest y Viena entre esa fecha y abril de 1945, lo mismo que Praga lo fue después de la toma de Berlín.

Cuando la batalla de Stalingrado, el presidente Roosevelt envió el siguiente mensaje: «Su gloriosa victoria detuvo la ola invasora y dio un giro a las naciones aliadas contra la agresión». Y más adelante: «La Unión Soviética puede estar orgullosa de sus heroicas victorias». Winston Churchill decía en mensaje a Stalin tras la batalla en el arco de Kursk que «las derrotas del ejército alemán en este frente son hitos en el camino hacia nuestra victoria definitiva». Roosevelt declaró más tarde que el ejército soviético ocasionaba más bajas y destrucción de armamento al ejército nazi que los 25 estados aliados tomados en su conjunto. Y De Gaulle expresaba en 1944 en Moscú: «Los franceses saben lo que hizo por ellos la Rusia soviética y saben que precisamente la Rusia soviética jugó el papel principal en su liberación».

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