En el día de la fiesta nacional peruana

Alejandro Toledo admite que cometió errores en su primer año de mandato

«Hay un alto grado de pesimismo y desconfianza frente a sus gobernantes, sus líderes e instituciones», dijo el mandatario en su mensaje a la nación, desde el Congreso, reconociendo que «se ha esparcido una sensación de insatisfacción que embarga a muchos peruanos».

Toledo hizo un llamado de alerta haciendo notar que esa sensación de pesimismo puede revertir contra el sistema democrático y sus instituciones. «Cuidado, no juguemos con fuego», advirtió.

El gobernante atribuyó esa situación a «la devastación» que dejó el régimen del ex presidente Alberto Fujimori, pero también a «los errores cometidos» en su primer año de gestión gubernativa.

«La mayor crítica que se hace a mi gobierno es no haber podido reconciliar al país y no poder rebajar las expectativas sociales; en eso asumimos la cuota de responsabilidad que nos toca», dijo.

Al entrar en detalles, el gobernante precisó que uno de los errores de su administración fue no haber podido informar con suficiente nitidez los esfuerzos y logros alcanzados en este año de gestión para salir de la crisis y del deterioro.

«Tampoco hemos podido persuadir a la mayoría inconforme», dijo haciendo notar que el retorno a la democracia hizo perder el miedo a los peruanos, lo que provocó que se produzca en las calles un desembalse de las demandas postergadas, sembrando frustración.

Toledo inicia el segundo año de su administración –que debe concluir en julio de 2006– con un índice de impopularidad que bordea el 80% y una precaria aprobación de 18% en promedio, según coinciden diversas encuestas.

Su primer año estuvo marcado por constantes protestas populares que tuvieron su punto culminante en junio pasado cuando una revuelta popular en el sur del país obligó al gobierno a paralizar su programa de privatizaciones.

Otro elemento de la autocrítica mencionada por Toledo fue que el gobierno no informó a tiempo y con suficiente insistencia sobre «la grave situación que recibió su gobierno a consecuencia de la corrupción y el mal manejo de la economía durante el régimen fujimorista».

Culpó al fujimorismo de haber destruido las frágiles instituciones democráticas, de vulnerar los elementales códigos de ética y de haber hecho «jirones de la economía», con lo que «el alma colectiva quedó seriamente dañada y se derrumbó la autoestima del país».

También señaló que la unión del país es una responsabilidad que le toca a todos, tanto al gobierno como a la oposición y que cada cual debe pensar en lo que ha hecho para volver a unir a los peruanos.

Esas reflexiones lo llevaron a manifestar su convencimiento de que es necesario «incorporar la humildad y la autocrítica en la cultura política peruana».

Luego de precisar que hay una responsabilidad compartida de gobernantes y gobernados, subrayó que «se requiere de un gobierno amplio e inclusivo porque debemos abandonar la práctica de los gobiernos cerrados y dueños absolutos de la verdad».

En ese sentido dijo que se inscribe el reciente cambio de su gabinete ministerial para intensificar el diálogo político y social de manera de dar una respuesta clara a los problemas de la pobreza y a los retos de la descentralización del país.

Toledo pronunció su discurso en el Congreso en medio de severas medidas de seguridad, con restricción de ingreso de público a la zona. El legislador opositor Javier Diez Canseco criticó las restricciones y dijo que sólo se permitió el ingreso de simpatizantes para que puedan aplaudir al mandatario.

La Plaza Mayor, donde se ubica el palacio presidencial, fue cerrado al público desde el viernes debido a que la niña Zaraí Toledo, que reclama ser hija del mandatario había anunciado que haría un ‘lavado de pañales’, un acto simbólico para exigir al mandatario que se someta a una prueba de ADN la cual demostraría su paternidad. *

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