Piquetero llamó a destrozar Botnia a martillazo limpio, tras invadir Uruguay

Entre ellas surgió la idea de ingresar a Uruguay y «tirar a martillazos» la pastera, tal cual se hizo con el muro de Berlín en 1990. Pese a estas manifestaciones, el canciller Reinaldo Gargano descartó la posibilidad de romper relaciones diplomáticas con Argentina, como propuso el diputado forista Washington Abdala.

El conflicto por la instalación de la planta de celulosa de Botnia, en Fray Bentos, se ha radicalizado en las últimas horas luego de una serie de amenazas de referentes piqueteros de Gualeguaychú, entre las que se encuentra la posibilidad de cruzar el puente que une Argentina con Uruguay para derribar «a martillazos» la pastera de la empresa finlandesa y la posibilidad de recurrir a «carapintadas» para lanzar un ataque contra esa planta industrial.

El responsable de las amenazas fue uno de los referentes de la asamblea piquetera, Alfredo de Angelis, quien fuera detenido el jueves pasado por los disturbios que se registraron en Buenos Aires, cuando los piqueteros intentaron cortar el acceso a la terminal de Buquebus a los turistas argentinos que intentaban llegar a Uruguay para tomarse unos días de descanso.

La pronta puesta en marcha de la fábrica de papel aceleró el pulso de la protesta piquetera. Ayer Alfredo de Angelis advirtió en entrevista con Radio 10 de Argentina que la lucha se radicalizará, confirmando un escenario que hace algunos meses nadie se atrevía a manejar: la posibilidad de una agresión directa a la planta de Botnia.

«El pueblo de Gualeguaychú va a pasar el puente. Pacíficamente, no vamos a ir con armas. Supongamos que seamos 10 mil… En la marcha del 29 de abril se calcula que va a haber 150 mil personas, pero supongamos que vayamos 10 mil cuando empiece a contaminar y ­ojalá que no­ a largar olor a huevo podrido… ¿Qué van a hacer? ¿Nos van a matar a los 10 mil? Irán a morir 50, 60 o 100 y luego los gobiernos van a tener que tomar acción. Para que haya paz, primero tuvo que haber muerte», sentenció De Angelis. Y al ser consultado por el periodista argentino sobre si la intención luego de cruzar el puente sería ingresar a Botnia, señaló: «¿Cómo cayó el muro de Berlín? Pacíficamente, con un martillo de medio kilo cada uno», respondió.

En otro orden, la asambleísta de Gualeguaychú Ana María Angelini admitió en diálogo con el informativo central de Televisión Nacional que «puede haber sido algún integrante de la asamblea ambiental quien haya tirado los bidones en el río Uruguay» para afectar su navegabilidad del lado uruguayo.

Otro de los factores que aumentaron la radicalización del conflicto fue la posibilidad de que «carapintadas» pudieran lanzar un ataque contra la planta de Botnia.

A pesar de que los piqueteros confirmaron que hubo un ofrecimiento para llevar adelante la operación militar, uno de los voceros de la asamblea de Gualeguychú, Jorge Fritzler, dijo que la iniciativa «fue descartada porque se podría perder alguna vida humana».

 

Gargano: «No queremos perder»

Mientras tanto, en nuestro país el legislador del Foro Batllista Washington Abdala lanzó la idea de «romper relaciones con Argentina» a raíz del tenor que tomó el conflicto en los últimos días y la inacción del gobierno argentino, que no frena los cortes de ruta que bloquean a Uruguay.

Sobre este extremo, el canciller Reinaldo Gargano dijo estar en contra porque, a su juicio, «es insensato romper relaciones con Argentina». El ministro de Relaciones Exteriores dijo ayer a canal 4 que «no sólo sería poco conveniente, sino insensato, en el marco de las relaciones políticas y comerciales, que datan de más de 170 años».

Además, señaló que Uruguay debe «hacer todo lo posible para cultivar (las relaciones) y procurar que las mismas no empeoren».

Gargano sostuvo que el gobierno debe seguir negociando «sin agravios, hablando lo necesario, pero con firmeza».

Por otra parte, recordó que «la Corte Internacional de Justicia ha dicho que el que contribuya a agravar el diferendo pierde, y nosotros no queremos perder, queremos tratar de ganar en este diferendo, porque creemos tener la razón».