Revelación. El forense uruguayo Carlos Milles habría envenenado a Joao Goulart y a Cecilia Fontana de Heber

Las muertes del Capitán Adonis

Un médico uruguayo que actuaba con los servicios de inteligencia de la dictadura bajo el alias «Capitán Adonis» habría sido el mismo que adulteró medicamentos del ex presidente brasileño Joao Goulart para asesinarlo en 1976 y quien inyectó el veneno en la botella de vino con la que se provocó la muerte a Cecilia Fontana de Heber en 1978.

Un delincuente uruguayo preso desde hace años en una cárcel de máxima seguridad de Porto Alegre, Mario Ronald Barreiro Neira, quien se confiesa como un ex agente secreto de Uruguay, reveló a la prensa brasileña que habría sido el médico uruguayo Carlos Milles quien preparó el veneno en ambos homicidios políticos.

A fines de 2002, LA REPUBLICA entrevistó por primera vez a Barreiro Neira en una prisión de Río Grande do Sul y el uruguayo, procesado entonces por asaltos a vehículos transportadores de caudales, había mencionado al mismo médico, hoy fallecido, como el responsable de ambos envenenamientos.

La identidad de Carlos Milles, se publicó bajo las iniciales «C M», pero su nombre fue revelado por LA REPUBLICA en su testimonio ante la jueza penal de 9º Turno, doctora Gabriela Merialdo, a cargo de la causa de los vinos envenenados con que fue asesinada la esposa del dirigente blanco Mario Heber y madre del senador Luis Alberto Heber.

El nuevo testimonio de Barreiro Neira realizado en tres horas de grabación registradas por la TV Cámara del Congreso de Brasil, tuvo amplia repercusión en la prensa del vecino país y motivó a los familiares del derrocado Joao Goulart a presentar una denuncia penal para que se vuelva a investigar judicialmente el eventual homicidio. Barreiro Neira, quien operaba con el alias de guerra «Teniente Tamús», sostiene que integraba un «equipo de tareas» que bajo el nombre de Grupo de Acciones Militares Antisubversivas (GAMA) no pertenecía a los servicios de inteligencia ni de la Policía ni de las Fuerzas Armadas, pero coordinaba con todas las agencias de espionaje.

 

El Plan Cóndor en Brasil

La hipótesis de que el ex presidente brasileño Joao Goulart haya sido asesinado se ha manejado desde que Brasil recuperó el sistema institucional en 1985, con la asunción del también malogrado Tancredo Neves, quien solo gobernó tres meses y fue sustituido, antes de morir el 21 de abril de ese año, por el vicepresidente José Sarney.

Las sospechas sobre el eventual homicidio de «Jango» se reavivaron en los últimos años en la medida en que se fueron conociendo los detalles de la coordinación represiva que las dictaduras del Cono Sur había llevado a cabo, bajo el nombre de «Plan Cóndor», para eliminar a todos los líderes opositores dentro o fuera de fronteras.

También se han generado sospechas sobre los precipitados decesos de otros dos líderes opositores de la dictadura brasileña: el ex presidente Juselino Kubitschek muerto en un extraño accidente de tránsito el 22 de agosto de 1976 y el ex gobernador de Guanabara, Carlos Lacerda, fallecido por una supuesta septicemia el 22 de mayo de 1977.

El escritor brasileño Carlos Heitor Cony ha publicado estos días un extenso artículo titulado «¿Quién mató a Jango, J.K. y Lacerda? en el que asocia las tres muertes al Plan Cóndor, un tema que en Brasil ha adquirido notoriedad a partir de los pedidos de extradición del fiscal Gianccarlo Capaldo sobre 11 mandos brasileños de la dictadura.

Luego del golpe de Estado, Goulart, Kubitschek y Lacerda habían formado una organización política de resistencia a la dictadura brasileña que denominaron «Frente Amplio». Al grupo no se sumó el ex gobernador de Rio de Janeiro, Leonel Brizola, quien exiliado en Uruguay también llegó a ser blanco de un fallido atentado.

La tres muertes coinciden con fechas de otros homicidios del Plan Cóndor: Carlos Prats (Buenos Aires, 30/09/74), el fallido intento a Bernardo Leighton (Roma, 05/09/75), Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz (Buenos Aires, 20/05/76), Juan José Torres (Buenos Aires, 02/06/76) y Orlando Letelier (Washington, 21/09/76).

 

El aguijón del escorpión

La «Operación Escorpión» por la que se habría dado muerte a «Jango» implicó una coordinación entre servicios de inteligencia de Brasil que operaron en Uruguay, agentes uruguayos que hicieron seguimientos y escuchas telefónicas, y represores argentinos que permitieron la ejecución en la Estancia Las Mercedes, Provincia de Corrientes.

El confeso agente uruguayo Barreiro Neira, sin embargo, no asocia el asesinato de Joao Goulart con el Plan Cóndor. En la entrevista con la televisión de Brasil, afirma que la «Operación Escorpión» era parte de la «Operación Jacarta» que tenía como antecedente la «Operación Bandeirantes» (OBAN) para el exterminio de opositores brasileños.

En el reportaje de tres horas de duración, al que accedió LA REPUBLICA, Barreiro Neira se muestra sorprendido de que uno de los entrevistadores sea el propio hijo de Goulart, Joao Vicente, director de una fundación que lleva el nombre de su padre, productora de la investigación periodística sobre su muerte desde hace cuatro años.

Barreiro Neira sostiene que en un principio sólo se realizaba un seguimiento de Goulart y el principal objetivo de control solicitado por la dictadura brasileña era sobre Leonel Brizola cuyos contactos con sobrevivientes de la guerrilla brasileña y sus conexiones con Cuba los transformaban en el principal «conspirador» de aquella dictadura.

El homicidio de Goulart, afirma Barreiro Neira, se planificó cuando los «servicios» brasileños obtuvieron información de que el derrocado presidente pensaba regresar sorpresivamente a su país. Fue entonces que se habría instrumentado la «Operación Escorpión» que implicaba envenenar al ex mandatario, Barreiro narra que un agente se infiltró en el Hotel Liberty, donde Jango se hospedaba como Michelini en Buenos Aires, se robó un medicamento para el corazón que tomaba desde que sufrió un infarto en 1974, y el médico Carlos Milles colocó en algunas cápsulas el veneno. Goulart tardó semanas en tomar la píldora adulterada, según dice.

 

Capitán Adonis o Dr. Muerte

El Dr. Carlos Milles, alias «Capitán Adonis», denunciado por el confeso agente Barreiro Neira, como la persona puso veneno en medicamentos del ex presidente brasileño Joao Goulart y en las botellas de vino que mataron a Cecilia Fontana de Heber, consta como egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.

Carlos Milles era hijo de un médico del mismo nombre que se había especializado en farmacología, particularmente en tóxicos. Su madre era pediatra oncológica del Hospital Pedro Visca. Milles se especializó como médico forense y como tal ocupó una plaza en la ciudad de Pando, según pudo confirmar LA REPUBLICA.

Los padres de Milles estaban vinculados al ministro de la Suprema Corte de Justicia, Rafael Addiego Bruno, quien ocupó interinamente la Presidencia de la República en la transición entre el general Gregorio Alvarez y el doctor Julio María Sanguinetti. Addiego le nombró entonces en el Poder Judicial, de donde luego fue destituido.

Barreiro Neira afirma que el doctor Milles ­quien también podría haber firmado certificados falsos de defunción de presos políticos muertos durante la dictadura­ habría ocupado un cargo en un hospital estatal y pretendía ser designado director del Hospital Militar.

También se pudo corroborar que, como señala Barreiro Neira, el doctor Carlos Milles estuvo domiciliado en Tomás Diago 765, y que murió en un extraño accidente al caer desde un primer piso, luego que amenazara con contar lo que sabía, al no ser designado en el puesto que exigía. Estuvo tres días con muerte cerebral.

Según Barreiro Neira, el Dr. Carlos Milles era jefe del Grupo de Acciones Militares Antisubversivas (GAMA), que comandaba con un agente de la CIA llamado «Pedro», un general y un civil vinculados con grupos de ultraderecha. GAMA coordinaba sus acciones con el ex
comandante en jefe del Ejército, general Luis Vicente Queirolo.

 

Historias del Teniente Tamús

El 22 de diciembre de 2002, LA REPUBLICA publicó la primera entrevista con Mario Ronald Barreiro Neira, a quien entrevistó en una cárcel ubicada a 60 kilómetros de Porto Alegre. Barreiro preparaba entonces un libro que había titulado «Reportaje a un reo confeso ­ Todas las respuestas sobre el asesinato de Joao Goulart».

Barreiro Neira, admitió pertenecer a la Juventud Uruguaya de Pie (JUP) cuando estudiaba en el Liceo Bauzá, dijo que fue reclutado como agente en la dictadura. Integró el grupo «Garra 33″ y pasó a cumplir servicios en el llamado Grupo GAMA. Afirma que existió una «Base Arenal» donde habría sido cremada la maestra Elena Quinteros.

Las confesiones de su libro, que nunca se editó, le permitían a Barreiro Neira adquirir un estatus político ante la Justicia brasileña que lo había detenido en 1999 bajo el falso nombre de Antonio Merelles Lopes, por su participación en asaltos a carros blindados, un frustrado atraco al aeropuerto de Rivera-Livramento y tráfico de automóviles.

Barreiro Neira tenía antecedentes delictivos en Uruguay donde lo relacionaban con una de las superbandas que actuaron en Montevideo en 1998 y habría participado en el asalto al Zoológico Municipal de Montevideo y robos a la sede de Casa de Galicia y a las oficinas de Oca y Plata Card en Paso Molino.

El ex agente casi es detenido en La Coronilla, Rocha, pero pudo fugar por el Chuy a Brasil, donde fue atrapado y cumplió una prisión preventiva de 24 meses en la cárcel de Bagé. Allí cobró fama, cuando pidió declarar ante la Comisión Parlamentaria Investigadora que indagaba la muerte de Joao Goulart.

Luego de la entrevista con LA REPUBLICA, en abril de 2003, logró escapar de la cárcel del complejo La Charqueada donde estaba y cuando volvieron a capturarlo en Porto Alegre, pudo huir nuevamente por un «error» administrativo. Por la fuga de Barreiro Neira varios policías fueron sancionados. Lo recapturaron en 2004.

 

Las botellas de la muerte

El impacto que el nuevo testimonio de Barreiro Neira ha tenido en Brasil cobra particular repercusión en Uruguay donde, una vez finalizada la feria judicial de enero, la jueza Gabriela Merialdo retomará la causa sobre el homicidio de Cecilia Fontana de Heber, ocurrido a fines de 1978, bajo la presidencia de Aparicio Méndez.

Tres botellas de vino blanco fueron recibidas en agosto de 1978 en el domicilio de Luis Alberto Lacalle.

El «regalo» estaba dirigido al propio Lacalle, al ex senador Carlos Julio Pereyra y al ex consejero Mario Heber. Nadie bebió entonces del vino, pero el 6 de setiembre Cecilia Fontana, esposa de Heber, probó una copa y cayó fulminada.

Merialdo tiene pedido un testimonio por exhorto a la Justicia de Brasil para que se interrogue al propio Barreiro Neira como consecuencia de sus primeras declaraciones a LA REPUBLICA en 2002, que fueron presentadas como uno de los elementos de prueba del Caso Fontana de Heber, por el abogado denunciante Javier Barrios Bove.

El propio Barrios Bove viajó a Brasil un año atrás y se entrevistó con Barreiro Neira, quien ratificó todos sus dichos a LA REPUBLICA en relación a que el médico Carlos Milles, alias «Capitán Adonis», había sido quien también inyectó el veneno en las botellas de vino enviadas anónimamente a los dirigentes del Partido Nacional.

Una investigación periodística de LA REPUBLICA denunció que existió participación de miembros de servicios de inteligencia policiales y de agentes de la Embajada de Estados Unidos en Uruguay en aquel atentado contra la cúpula opositora blanca, con el objetivo de evitar una negociación política de salida a la dictadura.En los primeros días de febrero, la jueza Merialdo comenzaría interrogar a una serie de militares, policías y civiles, sobrevivientes de aquellos años, que podrían estar implicados o tener conocimiento sobre lo ocurrido con un homicidio sobre el que ya no existirían dudas respecto a su tipificación como terrorismo de Estado.

 

«UNA DESGRACIA»

– ¿Qué sabe del caso del vino envenenado que mató a la esposa de Mario Heber?

– Esa fue una operación en la que yo no participé, el que participó fue el doctor C M, (Neira lo nombra, esta vez sin dudar), el médico forense al que le decían «Capitán Adonis», que fue mi jefe en una época. En ese caso, la idea era una y ocurrió una desgracia.

 

– ¿Eso era parte del Plan Cóndor?

– No. La Operación Cóndor no funcionó como se la conoce ahora hasta después de 1975. Incluso entonces no la conocíamos con ese nombre. Cuando se hizo la Operación Escorpión, en la que murió João Goulart, la considerábamos una extensión natural de la Operación Jacarta con la que los brasileños planearon eliminar a sus disidentes».

 

«FUERON MATANDO A TODOS»

¿Qué tipo de composición química fue introducida para dar esa hipertensión arterial que mató a Joao Goulart?

– Fue un líquido que pusieron dentro de una especie de microondas que evaporaba agua. Quedaban algunas ampollas de un componente líquido que metían dentro de aquel horno. Después, tiraban los cristales que quedaban y los colocaban dentro de las cápsulas (…) Mi parte era la de monitoreo. Eso era el área del doctor Milles.

Ahora, cuando el Dr. Milles exigió la dirección de un hospital que le había sido ofrecida y ellos no cumplieron, dijo: «Si no me dan la dirección voy a abrir la boca y voy a contar todo lo que sé sobre la muerte de Joao Goulart y todo aquello. Ahí él fue a una casa y cayó desde un primer piso. Se suicidó. A partir de la muerte de Carlos Milles nosotros comenzamos a pensar: si hoy matan a Carlos Milles, que era el Capitán Adonis, que era todo un personaje, ¿qué va a pasar con nosotros que no somos nada? Y así fue. Fueron matando a todos. Restan pocas personas de que aquel grupo con vida. Todos murieron del corazón, de un tiro, homicidio o suicidio».

 

Goyo y Gavazzo

La juez penal de 9º turno, doctora Gabriela Merialdo, citaría a principios de febrero al ex dictador Gregorio Álvarez y el coronel (r) José Nino Gavazzo, ambos procesados en la cárcel de Domingo Arena, para interrogarlos sobre el caso de la muerte de Cecilia Fontana de Heber en 1978.

El Goyo y el Nino se enfrentaron a principios de aquel año, cuando por orden del general Amary Prantl, Gavazzo publicó la revista clandestina «El Talero» donde se acusaba al entonces comandante en jefe Álvarez de negociar con los blancos. Prantl y Gavazzo fueron arrestados por el caso y pidieron la baja.

La acusación a Álvarez estaría relacionada con los rumores de sustitución del presidente Aparicio Méndez por un triunvirato integrado por el Goyo, Nicolás Storace y Federico García Capurro.

Esa «salida» se quiso evitar con los vinos envenenados que dirigidos a la cúpula del Partido Nacional provocaron la muerte a la señora Fontana de Heber.

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