Recuerdo. "Mis padres siempre estuvieron peleando por las buenas luchas".

Falleció esposa de Arbelio Ramírez, asesinado por una bala para el Che

L A REPUBLICA pudo ayer conversar con uno de sus hijos ­Arbelio José Ramírez, que reside en Brasil­ quien dijo que la vida de sus padres «fue de mucho trabajo, de mucha lucha».

Esther fue hija de una asturiana y un gallego. Tuvieron «un bolichito» y el padre murió cuando ella tenía siete años y la madre cuando ella tenía nueve. Por ese motivo vivió en un lugar estatal «equivalente al Consejo del Niño y después fue rodando de casa en casa».

Según su hijo, Esther fue una mujer «que siempre tuvo muchas ganas de estudiar, por eso hacía cualquier cosa para que le dieran la oportunidad de estudiar».

Recuerda que trabajó «muchos años en la Feria del Libro y que fue la fundadora de la biblioteca de la Facultad de Humanidades, después se recibió como sicóloga y trabajó hasta hace tres semanas de su muerte».

Hace unos años Esther se refirió en un medio radial a su esposo, en estos términos: «Estuve 20 años casada con él, nos conocimos en la primera Universidad popular que hubo en el Uruguay; era un hombre excepcional. Para todos los que lo conocieron era un hombre de paz, un dirigente estudiantil que ponía calma en las asambleas, era un hombre de paz y de pensamiento, fue una muerte muy injusta, espantosa».

El fotógrafo de El Popular, Aurelio González, dijo el 5 de agosto de 2006 a este periodista que cuando el Che terminó de hablar en el Paraninfo de la Universidad de la República, «ya afuera de la Universidad, se escuchó un disparo que hirió de muerte al estudiante Arbelio Ramírez».

Para el profesor Hugo Cores el asesinato de Arbelio Ramírez fue «el primer muerto por razones políticas» de la década del 60. Por su parte Arbelio José también recuerda a su padre. «Yo tenía quince años cuando lo mataron».

«Mis padres fueron personas de izquierda, sin ninguna duda, que trabajaron muchísimo en la época de la solidaridad con la República Española: siempre estuvieron peleando por las buenas luchas».

El día que mataron a Arbelio, el Che dirigió un mensaje de paz desde el Paraninfo cuando dijo que si «las aspiraciones del desarrollo económico ­que son, en definitiva, las aspiraciones de bienestar en cualquier forma que sea y como quiera llamársele­ la aspiración del pueblo a su bienestar se puede lograr por medios pacíficos, eso es lo ideal y eso es por lo que hay que luchar».

La triste noticia del fallecimiento de Esther se conoció gracias a una llamada que se recibió de Roger Rodríguez, periodista de esta casa, quien leyó un aviso necrológico del diario El País, medio que no hizo ningún comentario al respecto.

 

Aquel agosto

Entre el 5 y el 18 de agosto de 1961, Ernesto Guevara expuso la posición de Cuba revolucionaria en la Reunión Extraordinaria del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES) en Punta del Este, dictó el 17 de ese mes una conferencia en el Paraninfo de la Universidad y se entrevistó con el presidente del Consejo de Gobierno, Eduardo Víctor Haedo, con quien tomó mate y compartió un asado con cuero en La Azotea e intercambió opiniones con cientos de uruguayos.

Niko Schvarz, columnista de LA REPUBLICA describió, hace ya un tiempo, aquellas horas en el sitio «Que Hacer», de esta manera: «El Che pronuncia su discurso final en la VII sesión plenaria de la reunión del CIES, en la tarde del miércoles 16 de agosto. Explica las razones por las cuales Cuba no votará la denominada «Carta de Punta del Este», se abstendrá.

En la mañana siguiente, sesión de clausura. Habla el jefe de la delegación brasileña, Clemente Mariani, por los visitantes, y el canciller uruguayo Homero Martínez Montero por los locatarios.

Se firma el documento. El Che está presente, pero no lo suscribe.

Se arrían las banderas. Douglas Dillon ofrece una postrera conferencia de prensa, en que ataca a Cuba. En la tarde, el Che llega a Montevideo, que los delegados norteamericanos no pisaron. Habla desde el Paraninfo de la Universidad, a una multitud que desborda 18 de Julio y ambas laterales.

Esa mañana, un grupo provocador ingresa a la Universidad y rocía el paraninfo con bombas de mal olor, con la intención de impedir el acto. Brigadas de estudiantes y jóvenes despejan el ambiente. Al término del acto, cuando el Che sale junto con Allende por una puerta lateral, una bala que le estaba destinada siega la vida del profesor Arbelio Ramírez. Por la noche, en su habitación del Parque Hotel, el Che está inconsolable. Una multitud concurre al entierro el 18 de agosto.

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