Vocera piquetera pretendió cobrar peaje a empresario

Un empresario de las comunicaciones argentino denunció públicamente que días pasados cuando los asambleístas argentinos estaban cortando el paso fronterizo próximo a la ciudad de Colón limítrofe con Paysandú, una de las voceras de los manifestantes pretendió cobrar un «peaje» para dejarlo pasar el piquete. El empresario es Daniel Pietroboni, vive en la ciudad argentina de San José, a siete kilómetros de Colón y es dueño del canal 10 de allí y de la FM Melody.

Este hombre contó al diario argentino «El Entre Ríos», que la semana pasada había cruzado hacia Paysandú por el Puente Internacional José Gervasio Artigas para buscar unos elementos y que cuando regresaba a su país se encontró con uno de los piquetes que los asambleístas realizaban en forma sorpresiva.

Pietroboni contó a los colegas de la vecina orilla: Por eso me dirigí hasta donde estaban algunos de los asambleístas, y en particular dialogué con Poli Echeverría. Le recordé que siempre le realizábamos notas y que me permitiera pasar, que era de urgencia, que no iba a claudicar en la lucha por permitirme el paso.

Hasta ese momento todo normal, pero para sorpresa del empresario y de acuerdo con sus palabras, en ese instante la mujer le dijo en voz baja, «bueno, dame diez pesos y pasás».

Ante ello, Pietroboni dijo que le preguntó si era una broma, encontrándose con la misma respuesta.

«Sentí mucho dolor, mucha amargura. Le dije: no, así no, me vuelvo a Paysandú y cruzo cuando levantes el corte», dijo el empresario. Vale señalar que esos días los asambleístas cortaban por espacio de dos horas.

Otro de los aspectos señalados por Pietroboni es que él había escuchado rumores de que durante los piquetes se cobraba «peaje» a los automovilistas que pretendían traspasar las vallas, pero que nunca los había podido comprobar hasta que le pasó a él.

El empresario se encargó de denunciar lo ocurrido en distintos medios locales, como el mencionado periódico, desde el cual se afirma que los cortes no son apoyados por la gran mayoría de los habitantes de Colón, pero sí respetados como medida de lucha.