Tóxicos. 160 propietarios de tierras serían responsables de los incendios

Llano en llamas: pueblos del Río de la Plata, contaminados

«La quema de pasturas contaminadas no sólo provoca la suspensión de cientos de partículas que generan trastornos como irritación de ojos, tos, sequedad bucal, exacerbación de asmas y alergias, sino que libera tóxicos letales como las dibenzo dioxinas y furanos clorados y aldehídos, que han demostrado estar vinculados a graves enfermedades como cánceres en adultos y niños, infertilidad, problemas de tiroides y trastornos en el aprendizaje, entre otras graves consecuencias para la salud de la población que se verán a mediano y largo plazo.

Lo que se observa en los habitantes del sur de la provincia y de Buenos Aires es la consecuencia inmediata; es decir, la suspensión de cientos de partículas genera trastornos en la salud como irritación de ojos, tos, sequedad bucal, exacerbación de asmas y alergias. Lo lamentable es que eso no es lo peor.

Pero aunque distintos protagonistas aseguren que el humo que se inhala como consecuencia de la quema de pastizales no es tóxico, cientos de estudios científicos han demostrado que éste se vincula con graves enfermedades en la población, como cánceres en adultos y niños, infertilidad, problemas de tiroides y trastornos en el aprendizaje, entre otras enfermedades», se leyó ayer en www.analisisdigital.com.ar

Se lee más: «Lo cierto es que al quemarse estas sustancias, se multiplican y depositan en un radio de cientos de kilómetros y allí comienza otra vez el proceso. Vuelven a las aguas, a nuevas tierras donde se alimentan los animales, y a océanos, ríos y arroyos donde los peces las ingieren. Así, la cadena alimentaria se va deteriorando; los seres humanos se envenenan y el ambiente se deteriora».

Esta situación que se ha generado en Argentina con la quema de pastizales y que desde el viernes ha invadido a la zona sur de nuestro país, es una verdadera agresión a los pueblos del Río de la Plata.

Según fuentes del gobierno argentino se identificaron al menos 160 personas físicas y/o sociedades anónimas, que figuran en el Registro Catastral, que serían las propietarias de las tierras que están siendo consumidas por el fuego.

El senador Miguel Pichetto, jefe del bloque oficialista en la Cámara Alta, sostuvo ayer que «no quedará impune la irracionalidad de los que incendiaron campos, porque son responsables del desastre y las muertes que ocasionaron en las rutas».

Pichetto criticó «la irresponsabilidad e irracionalidad de los productores agropecuarios que, con la quema de pastizales, generaron un gran daño a la Argentina, y un desastre que ocasionó la muerte de personas por accidentes en ruta en los últimos días».

Ante esta triste y dolorosa realidad, no caben visiones ingenuas. Es impensable que estemos ante un simple accidente, donde terminen acusados dos o tres asadores de fin de semana que se pasaron de copas.

Parece mucho más lógico pensar en una acción desesperada de la oligarquía terrateniente argentina o de provocadores que quieren agudizar las contradicciones entre el gobierno de Cristina Fernández y el poderoso sector agropecuario que quiere seguir concentrando la riqueza en sus manos.

Por encima de intencionalidades, este incendio que sufre Argentina y que también soportamos nosotros, altera la vida social, incorpora elementos extraños a la cotidianidad de nuestros pueblos y de nuestras democracias.

La reacción de los uruguayos debe ser de racionalidad, de solidaridad con el gobierno y el pueblo argentino, pero también de firmeza a la hora de marcar responsabilidades, porque estamos siendo perjudicados en la salud de nuestra gente, en la calidad de nuestro medio ambiente y en tránsito de la aviación comercial.

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