Juan Martín Posadas y sus enfrentamientos con el general Julio César Rapela

El frustrado acuerdo del Parque Hotel

En 1983, Uruguay comenzaba a salir de la dictadura. Muchos protagonistas de aquel tiempo continúan en la actividad pública, otros han muerto y otros han salido del escenario mediático. Sus opiniones, anécdotas  y recuerdos son parte de un pasado que, luego de 25 años, sigue marcando el presente.

El plebiscito de una reforma constitucional en 1980 había significado la peor derrota política de la dictadura uruguaya desde que tomó el poder en 1973. Cercada internacionalmente, comenzó una serie de diálogos políticos y fijó un «cronograma» que permitió elecciones internas en los partidos políticos en 1982, para convocar a elecciones nacionales en 1984.

El año 1983 resultó también clave en esas negociaciones políticas. La movilización popular creciente, a partir del extraordinario acto del 1º de mayo convocado por el Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT), forzaba el regreso a la democracia. Los militares procuraron imponer condiciones en una serie de reuniones celebradas en el Parque Hotel, pero no se llegó a ningún acuerdo.

Las Fuerzas Armadas, que ya habían designado al general Gregorio Álvarez como primer dictador militar del régimen de facto, estuvieron representadas por la Comisión de Asuntos Políticos (Comaspo) que presidía el general Julio César Rapela e integraban los generales Yamandú Trinidad, José Sequeira, Hugo Medina, Germán de la Fuente y Jorge Bazzano; los contralmirantes Jorge Fernández y Ricardo Largher; y los brigadieres generales Hebert Pampillón y Fernando Arbe.

En mayo de 1983 se realizó la primera reunión, a la que asistieron los colorados Julio María Sanguinetti y Enrique Tarigo, los blancos Juan Martín Posadas, Gonzalo Aguirre y Fernando Oliú; y los cívicos Juan Vicente Chiarino, Humberto Ciganda y Julio Daverede. Pero desde la primera reunión, fue previsible que no había una negociación sino un intento de imponer la presencia militar en el futuro gobierno.

 

Las FFAA querían «quedarse»

El ex sacerdote Juan Martín Posadas recibió a LA REPUBLICA para hablar de aquellos hechos ocurridos hace 25 años. En su casa de Pocitos y visiblemente recuperado de un par de dolencias que lo marginaron por un tiempo de la actividad política, el «cura» Posadas sigue siendo tan parco como en aquellos años.

«Para mí, hay una clave de interpretación fundamental entre lo que fueron aquellas reuniones en el Parque Hotel, si se miran un poco en retrospectiva y teniendo en cuenta lo que después fueron las reuniones del Club Naval. Es muy sencillo: en el Parque Hotel, los militares vinieron a negociar con los políticos las condiciones bajo las cuales querían quedarse, y en el Club Naval, negociaron las condiciones en las cuales querían irse…», explica Posadas.

«Era ­agrega- un cambio producido por la presión popular, por los partidos políticos, por todo lo que se estaba haciendo, y que en el Club Naval, Sanguinetti, Seregni, etc., no se animaron a seguir, no se animaron a confiar en aquellas fuerzas que habían cambiado la ecuación de poder desde las conversaciones del Parque Hotel hasta el Club Naval y decidieron borrar con el codo lo que firmaríamos el 22 de mayo de 1984 cuando se formó la multipartidaria, donde acordamos que no habría elecciones con proscriptos ni sujeta a acuerdos. Eso fue central. Eso explica por qué Por la Patria tomó la actitud que tomó y por qué Wilson tomó la actitud que tomó. Creo que era verdadero, que expresaba bien lo que se estaba viviendo. Lo único en lo que nos equivocamos, fue en que estábamos convencidos de que el Frente iba a seguir en aquella posición de presionar, pero el Frente se alió con Sanguinetti y quedamos solos…».

 

«Anonadados» por Rapela

Aquel 13 de mayo, cuando los representantes políticos llegaron al Parque Hotel, se encontraron con un gran salón preparado, en el que habían dispuesto cuatro mesas como en un cuadrilátero. La mesa más larga tenía a la delegación militar, frente a ellos la Unión Cívica, a la derecha el Partido Colorado y a la izquierda el Partido Nacional.

Las Fuerzas Armadas presentaron las bases de la negociación política en un documento que repetía el mismo texto constitucional que había sido rechazado en el plebiscito de 1980. Se hizo un largo silencio. Tarigo pidió la palabra y expresó su perplejidad. Daverede declararía que la posición militar los dejó «anonadados».

Los delegados blancos serían modificados para el segundo encuentro, del que se retiran los representantes de Por la Patria, Posadas y Oliú, de acuerdo a directivas de Wilson, quien rechazaba cualquier negociación en la situación de presión que se vivía, cuando el semanario La Democracia sufría una y otra clausura y dirigentes blancos eran procesados por la justicia militar.

«El que habló fue Rapela y a su lado estaba el general Hugo Medina, calladito. Rapela llevaba la voz cantante… No me acuerdo de los detalles personales. Recuerdo que el Partido Nacional fue con una carta, una precisión escrita, que entrega al entrar, diciendo en qué condiciones va. No podíamos ir como iba Sanguinetti, porque habíamos sufrido clausuras en La Democracia y procesamientos de dirigentes políticos… al hijo de Carminillo Mederos lo habían metido en cana, habían agarrado a los botijas de la Juventud Comunista. No estaban las condiciones iguales al momento en que se había hecho la invitación. (…) Incluso Wilson había dicho que no había que ir. Eso esta en casetes. Nosotros decíamos que había que establecer precisiones sobre las condiciones en las que seguiríamos yendo. Después hubo una reunión del directorio y me encomendaron a mí que fuera a hablar con Rapela por todos estos peloteros… Fui a hablar y fue una cosa muy violenta. Le dije que así no, que no podíamos seguir…».

 

Las frustradas negociaciones

Posadas no acepta que se le tomen fotos. «Será que estoy viejo y mañoso… Utilicen esa», dice y señala un cuadro en el que aparece junto a Wilson y Pivel Devoto. El ex senador opina que más allá de la movilización popular que entonces existía, «mi opinión personal es que la política tuvo siempre las riendas. La política buscó una articulación con el movimiento social, pero mantuvo siempre la dirección del asunto».

Las reuniones del Parque Hotel se sucedieron sin éxito. Por el Partido Nacional fue designado Walter Santoro. La reunión prevista para el 30 de mayo se suspendió por una nueva requisa de La Democracia que publicaba una foto de Wilson saludando en Buenos Aires al Rey Juan Carlos I de España, quien días antes había pasado por Montevideo.

Recién el 9 de junio se realizó la segunda reunión de negociación. Las propuestas de militares y políticos se organizaron en 24 puntos. Un día después se realiza el tercer encuentro en el Parque Hotel, donde se discute sobre las libertades públicas y las medidas de excepción. No hubo acuerdo. El 16 las conversaciones se estancan. Los militares exigen mantener el estado de subversión y la suspensión del hábeas corpus. La quinta reunión se realiza el día 19. Los militares rechazan una propuesta política sobre la seguridad individual. El 27 es la sexta reunión. Tarigo afirma que los militares «miran la Constitución por el ojo de la cerradura de la subversión».

La séptima y última reunión del Parque Hotel se efectuó el 5 de julio. Julio María Sanguinetti anuncia la decisión de los grupos políticos ante las discrepancias insalvables y el clima político que existe. Rapela acusa a los políticos de «inflexibilidad»… Un día después se convoca a constituir una Asamblea Intersectorial por Democracia Ahora (AIDA), integrada por las organizaciones sociales y los partidos políticos. Sería el organismo que convocaría al acto del Obelisco meses más tarde.

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