De Mengele a Pareja

¿Paraíso de impunidad?

El nombre del torturador Manuel Cordero, se podría convertir en una nueva perla del largo collar de casos en que Brasil terminó constituyendo en el paraíso de la impunidad para criminales de guerra y delincuentes que, con una u otra excusa, no fueron extraditados a los países en los que se los pretendía juzgar. En su tiempo, los criminales de guerra nazis Joseph Mengele y Martin Bormann habrían encontrado en tierras brasileñas un oasis a la persecución del Tribunal de Nüremberg, como el dictador paraguayo Alfredo Stroessner lo consiguió hasta el fin de sus días, o el ladrón del tren inglés Ronald Bigss la mantuvo durante 35 años. En tiempos recientes, Brasil también ha negado otras extradiciones a Uruguay, como la del contrabandista Adolfo Gil Ribeiro, quien llegó a asistir al cumpleaños de un aduanero en la frontera, o la del narcotraficante Alexander Pareja García, quien pocas semanas atrás fue liberado por la Justicia del vecino país. De concretarse la oposición de la Justicia brasileña al enjuiciamiento del militar uruguayo, decenas de criminales de lesa humanidad que podrían ser juzgados en Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, no dudarán en aterrizar en las playas brasileñas, donde además del sol, el samba y la caipirinha, podrán disfrutar de su impunidad.

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