Presidente de la CARU. Impacto ambiental es provocado por la actividad agropecuaria en ambas márgenes del curso de agua

Botnia vierte 20 ton. de fósforo al río Uruguay y no es contaminante

Eugenio Lorenzo (38), un ingeniero civil hidráulico uruguayo, reconoció que el bloqueo al puente de Fray Bentos afectó económicamente las finanzas de la CARU, debido a la disminución de la recaudación proveniente del peaje al tránsito. El organismo obtiene sus recursos en parte por lo recaudado a través de la administración de los puentes General San Martín y General Artigas.

Esta situación llevó a que se vieran resentidas algunas de las funciones que este organismo desarrolla habitualmente, como por ejemplo, el monitoreo de las aguas del río Uruguay que antes se hacía en forma compartida.

El presidente del organismo binacional aclaró que las decisiones tomadas por el organismo deben tener el acuerdo de ambos gobiernos. Enfatizó que la suspensión de algunas de las tareas habituales desarrolladas por el organismo, se origina por causas políticas. Dijo que la demanda en La Haya que inició el gobierno de Néstor Kirchner por la instalación de Botnia, llevó a que la delegación argentina no diera su consentimiento para realizar el monitoreo en el tramo compartido del río Uruguay.

El actual presidente de CARU formó parte del equipo técnico que firma el informe por el cual se le otorga la autorización ambiental a Botnia. «La planta, en las condiciones de operación que está prevista, no generará un impacto ambiental de significancia sobre el curso de agua ni en su entorno», indicó Lorenzo.

Sostuvo que la afectación de la planta en el aporte de nutrientes en las aguas del río Uruguay incidirá solamente en menos de un 3% del aporte total, que incluye el descargue proveniente de las actividades agropecuarias e industriales.

«(Bonia) Está lejos de ser un contribuyente significativo, que sí lo es la actividad agropecuaria que se desarrolla en ambas márgenes», precisó.

A modo de ejemplo, señaló que por el borde norte del río Uruguay ingresan unas 10 mil toneladas de fósforo al curso de agua por año; unas 3 mil toneladas se originan en ambos márgenes del tramo compartido, y Botnia genera 20 toneladas anuales.

Lorenzo pretende imponer, en la presidencia del organismo binacional, una gestión con perfil más técnica que política. Sin embargo, la controversia por la instalación de Botnia, y el traslado de la misma a la CARU, «lleva a una cierta inacción y coarta las acciones» en la gestión de la referida Comisión.

Dijo que más allá de la polémica generada en la zona de influencia de Botnia, la negativa argentina de realizar monitoreos, hace que no se sepa qué ocurre en todo el tramo compartido del río Uruguay. Dijo que desde 2005 no se hace un estudio del ingreso de nutrientes por la frontera norte, «lo cual no resulta del todo razonable, desde el punto de vista técnico».

Lorenzo explicó que tampoco se puede hacer un relevamiento de barcos hundidos en el río Uruguay, porque no se cuenta con la anuencia del gobierno argentino. «Todo lo que esté en el tramo de aguas abajo de Fray Bentos está sesgado o influenciado por ese prisma (de no innovar porque entienden que va a favorecer a Botnia.)», precisó el presidente de CARU.

Lorenzo señaló que la relación actual entre ambas delegaciones es razonable, «no es excelente», aclaró. La Comisión Binacional viene realizando tareas en pesca, ambientales, reparaciones de los puentes, además de actividades de investigación propiamente dichas, como ser la próxima edición de un atlas de aves del río Uruguay.

Sobre el dragado del río Uruguay, el novel presidente de CARU explicó que el año pasado fueron asignados dos tramos de dragado a ambas partes. A Uruguay le fue aprobado el dragado en la zona de Almirón, en Paysandú; en el caso argentino, fue autorizado el dragado desde el puente internacional San Martín y Concepción del Uruguay. El plan de dragado para el vecino país, si bien fue concedido, todavía no se llevó a cabo.

Nuestro país comenzó los trabajos en enero del presente año con un total de 70 mil metros cúbicos dragados.

Desde el punto de vista ambiental, Lorenzo entiende que el río está «sano» aunque aclaró que uno de los problemas existentes es que el curso de agua cuenta con una alta carga de nutrientes, llámese, fósforo y nitrógeno, derivada de la actividad agropecuaria. Señaló que en determinadas situaciones de escasa circulación de agua, altas temperaturas y profundidades reducidas puede derivar en el fenómeno de aparición de algas, hecho que ocurre cada vez con mayor frecuencia.

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