En Diputados. Con palcos de honor y barras repletas

Emotivo homenaje a don Enrique Erro

A veces es bueno comenzar por el final. Al término de su exposición, Eduardo Brenta (Vertiente Artiguista), quien inició la oratoria del homenaje, hizo escuchar la voz de Enrique Erro ­al cumplirse veinticuatro años de su muerte­, gracias a una grabación que prestó Daniel Viglietti, uno de tantos que repletaron las barras.

Fue un momento conmovedor. Aplaudieron todos: la familia del homenajeado, estremecida de emoción, los senadores Mujica, Topolansky y Arana, el intendente Ehrlich, el presidente del Directorio de OSE, Ponce de León, el ministro interino de Salud Pública, Fernández Galeano, y hasta la embajadora de Panamá ­las razones de cuya presencia nadie aclaró y hubiese sido interesante saber­, entre tantas personalidades que dieron marco impresionante al solemne acto. Brenta trazó un vívido dibujo, desde la niñez, de alguien que se hizo hombre siendo niño, poniéndose a los hombros la responsabilidad de sacar adelante a su familia por la prematura muerte del padre; de alguien que pasó por todos los trabajos imaginables y que recaló en el periodismo, uno de sus grandes amores, y en la actividad política; de alguien que fue militante sindical, que contribuyó a crear la Asociación de la Prensa, que promovió la educación pública y la formación docente y que fue un incansable impulsor de las bibliotecas populares; de alguien que destacó a lo largo de su vida una austeridad, una honestidad intelectual y una moral robustas, impares; de alguien que fue el preferido de Luis Alberto de Herrera, que lideró la lista más votada del nacionalismo en 1958 y que luego, sin abjurar del pasado, voló con los nuevos vientos progresistas que soplaban en el país y se convirtió en uno de los fundadores del Frente Amplio; de alguien que sufrió la persecución, la prisión, la tortura y finalmente el exilio en París, donde murió no sin antes, durante años, denunciar, en cuanta tribuna internacional se abrió a su digno paso, la conjura armada por las dictaduras de Argentina y Uruguay para padecimiento de sus pueblos. Brenta cerró con una apelación al general Líber Seregni, quien, aquel lejano 17 de mayo de 1973, en horas en que el Parlamento debatía el desafuero de Erro exigido por los militares, dijo: «Aquí está el Frente Amplio. Aquí está el pueblo oriental. Aquí está nuestro Frente, al que quisieron fracturar y desunir. Más unido y solidario que nunca en defensa de las libertades y en defensa del compañero Erro». Luego de esta exposición inicial, hablaron también, en respetuosos términos, Esteban Pérez (Espacio 609), Pablo Ithurralde (Alianza Nacional), Tabaré Hackembruch (Foro Batllista), Iván Posadas (Partido Independiente) y Víctor Semproni (Claveles Rojos, Espacio 609). La intervención de Semproni, muy breve, concisa y emotiva, llegó profundamente al espíritu de los presentes; al final, recordó un breve poema, «Ahí estaré yo», que don Enrique Erro dedicó a su esposa, María Herminia, la compañera de todas las horas, a su nieta y a «sus sacrificados compañeros y amigos».

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