75 votos en 78. Votaron en contra los blancos Gandini, Borsari y Otegui

Ley de cuotificación: fue aprobada con rapidez y escaso entusiasmo

Esta rama del Parlamento no deja de sorprender. La prensa acreditada esperaba una sesión de crispado debate por la ley de cuotificación femenina (oficialmente se llama «ley de personas de ambos sexos»), una norma que establece que en cada terna de candidatos elegibles deberán existir en forma intercalada personas de ambos sexos.

En el caso de los departamentos donde únicamente existan dos lugares a ocupar por los representantes, estos deberán ser cubiertos por un hombre y una mujer. La masiva presencia de cámaras de TV y fotógrafos sostenía la presunción de un sumo interés y sin embargo la decepción fue mayúscula. Fuimos testigos de un sinfín de exposiciones en tono personal y monocorde, en las cuales cada uno decía por qué apoyaba o no el proyecto, de reseñas de aquellas singulares mujeres políticas de antaño y de discursos casi proselitistas en los que la mujer ocupaba un rol principal. Todo fue así hasta que le llegó el turno a Jorge Gandini (Alianza Nacional), quien a pesar de exponer una argumentación llena de obviedades fundamentó en forma meridianamente clara por qué no votaba la ley.

«La cuota de la mujer en las listas no debe ir por encima de la voluntad ciudadana ­dijo­, que tiene derecho a elegir a quien mejor cree que pueda defenderlo (…) estamos hablando de cargos elegibles. No deben existir limitantes para el elector por más loable que sea el cometido, obligándolo a este a votar a alguien que va a estar allí porque la ley lo dice y no por su capacidad», sostuvo. «¿Quién dijo que las mujeres parlamentarias van a defender a las votantes femeninas y los parlamentarios a los hombres, en forma exclusiva?», se preguntó sin que nadie le respondiera. Carlos Gamou (CAP-L), que lo escuchaba atentamente, sorprendió a propios y extraños: «Yo voto el proyecto ­dijo­ por disciplina partidaria pero sin dudas hubiera votado en contra por el impecable discurso del diputado Jorge Gandini». Desde lejos parecía que el más sorprendido de todos era el propio Gandini. El diputado Edgardo Ortuño (Vertiente Artiguista) fue el responsable de informar al plenario sobre las características del proyecto. Resaltó que «es bien importante» para el sistema democrático que el 52% de la población esté constituido por mujeres y que «en la sala ellas no estaban representadas» y cosas por el estilo. La representante socialista por Salto, Alba Cocco, apoyada con diapositivas algo confusas, por cierto, repasó los lugares que la mujer ocupa en espacios de decisión, acá y en el mundo. Beatriz Argimón (Alianza Nacional) no quiso redundar en su conocida posición sobre el papel de la mujer en los escenarios políticos y, en un baño de humildad, dijo que este proyecto era «un tímido paso», recordándonos sin querer aquella frase de Neil Armstrong al descender del Apollo 11 y pisar la Luna: «Un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad». ¡Caramba, dijo sólo «hombre»! Silvana Charlone (Espacio 90) confesó que conforme fueron pasando los días se había convencido de las bondades de la ley e Ivonne Passada (Espacio 609) dijo que el proyecto cuestiona al poder político; Mónica Travieso (MPP) aseguró que votaba afirmativamente por disciplina partidaria (casi todos los del Frente Amplio hacían esa aclaración) y que no le gustaba el proyecto. Por 75 en 78 diputados se aprobó y anoche mismo pasó al Poder Ejecutivo para su promulgación. Votaron en contra los blancos Jorge Gandini, Gustavo Borsari y Miguel Otegui, de Paysandú.

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