Presidente del Círculo Militar. Afirmó que esencia del MLN-T "nunca fue, no es y nunca será" luchar contra la oligarquía

El general Galarza dijo que "avidez de poder" del MPP y PCU "mete miedo"

El presidente del Círculo Militar, Ricardo Galarza, hizo referencia a distintos temas de orden político y su discurso se centró reiteradas veces en criticar la visión de la izquierda uruguaya sobre el socialismo y, en particular, la de la guerrilla tupamara y el concepto del «hombre nuevo».

«Cabe preguntarse si alguien aún cree que la lucha tupamara y de otros grupos era en realidad la de los desposeídos contra la oligarquía. Nunca lo fue, no lo es ahora y nunca lo será, no está en la esencia del socialismo revolucionario», dijo ayer ante numeroso público que se encontraba en el principal salón del Círculo y entre el cual se encontraban el ex presidente de la República Julio María Sanguinetti y la viuda de Jorge Pacheco Areco, Graciela Rompani. Después Sanguinetti viajó a Maldonado para presentar su libro «La agonía de una democracia».

Al referirse a temas político-partidarios Galarza mencionó a «un conocido publicista y asesor en esta materia» (en referencia a Esteban Valenti), que manifiesta respecto de una controversia interna en el partido de gobierno y cito a «un diputado de la 609, que no se caracteriza por cierto por ideas muy geniales…amenaza con llevar ante no sé qué tribunal del Frente Amplio a los que promuevan la junta de firmas por la reelección sin consultar a la orgánica del partido. Yo cada vez que veo este tipo de persecutores que utilizan los aparatos para perseguir ideas, tiemblo».

«Primero está el país, la continuidad del cambio y luego, muy luego, los intereses personales y de grupo. Y a mí me asustan algunos grupos (se refiere, principalmente, al Movimiento de Participación Popular y al Partido Comunista) que tienen una avidez que mete miedo. Les ha gustado demasiado el poder o quieren imponer su hegemonía a toda costa», recordó Galarza al leer su discurso.

«Vaya novedad», entonó y prosiguió, «ante afirmación de intenciones tan permanentes y notorias como el acceso al poder, por cualquier medio, cabe preguntarse si alguien aún cree que la lucha tupamara y de otros grupos era en realidad la de los desposeídos contra la oligarquía. Nunca lo fue, no lo es ahora y nunca lo será pues no está en la esencia del socialismo».

El presidente del Círculo Militar dijo luego que «todos los socialismos por medios más o menos indirectos, si no destruyen la propiedad individual, la destruyen por completo, la transforman, la disminuyen, la entorpecen, la limitan y hacen de ella algo distinto de esa propiedad individual que conocemos y que se conoce desde que el mundo es mundo». «Si tuviera que encontrar una fórmula general para expresar lo que me parece el socialismo en su conjunto, diría que es una nueva forma de servidumbre», dijo y agregó: «Si a ellos le sumamos los métodos empleados por el terrorismo revolucionario se comprenderá fácilmente el rechazo generalizado que provocaron en la sociedad de aquella época. En otros casos directamente, repugnancia».

El discurso del presidente del Círculo Militar estuvo acompañado por imágenes de la época de la dictadura. «Para situarnos un poco en aquella época», les dijo al iniciar la proyección de las imágenes preparadas. Pudieron observarse en la pantalla colocada para la ocasión titulares de diarios de la época y fotos haciendo referencia a hechos como el «Copamiento de Pando», el «Asesinato de Dan Mitrione» y «El Club de Golf», entre otros.

Tras las imágenes dijo: «No se entendía cómo, a partir de secuestros, extorsiones, robos y asesinatos alevosos se podría llegar a construir la imagen del hombre nuevo.

Cómo, a partir del desprecio por nuestra cultura e idiosincrasia, se podría llegar a tal fin, en particular, orientar a aquellos a quienes llamaban despectivamente «el cascarriaje» en esa dirección. Ese recurso dialéctico, el hombre nuevo, no se compadecía con asesinatos por la espalda a gente inerme y otros crímenes y atentados repudiables».

Al finalizar su discurso los aplausos de todos invadieron el angosto salón y el ex presidente de la República, Julio María Sanguinetti, expresaba en voz baja y asintiendo con su cabeza: «Muy bien».

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