No se puede "gobernar a piñazos" ni caer en "pachequismos de izquierda"

En su audición diaria en la radio M24, José Mujica apostó a formar un gobierno que convenza en vez de acuñar un gobierno que «gobierne a los piñazos».

«La función de gobernar en mucho ha de llevar la intención de convencer y de convencer todo lo más posible, en el marco de las contradicciones ineludibles, de puntos de vista y de intereses que existen en una sociedad», comenzó explicando Mujica en su audición.

Para el precandidato «no se debería, no se debe, es un fantástico error, sobre todo acá en el Uruguay, intentar gobernar a los piñazos. Porque nunca debería ni siquiera de imaginarse, jamás debiera de cometerse el error de aventurarse a imaginarlo como un camino posible, la existencia de algo así como un pachequismo de izquierda». Mujica señaló que las formas «no son viento inútil, son parte del contenido», y explicó que aunque las intenciones «puedan parecer prácticamente angelicales y plenamente justificables», no se debe «cometer la imprudencia, en este pequeñito país, de encorsetar a la gente en un conjunto tácitamente violento de acciones y de reacciones».

Mujica señaló que Uruguay ha padecido estos tipos de gobiernos y puso como ejemplo a este gobierno, «al que algunos opositores, por las necesidades de los tiempos electorales, no le quieren reconocer nada; ha demostrado que se puede y es posible hacer reformas muy importantes sin que por ello haya que crispar a la sociedad».

El precandidato explicó que «todo lo que pueda significar algo así como un pachequismo de izquierda», aunque puede dar «la ilusión de un atajo, de una vía más corta y más rápida, lo más probable es que nos precipite al fracaso, y lo más probable es que lo que pretendía ser una vía corta se transforme en una vía imposible». El líder del Espacio 609 dijo que los regímenes fuertes de cualquier signo «inapelablemente polarizan a la sociedad, la tensionan, y en un pequeño país como el nuestro, con una demografía bastante envejecida, no daría otro resultado que alejar muchos recursos humanos de participar en una marcha común con todos», y eso, dijo, «nos parece imprescindible, porque si no es con todos, o prácticamente con todos, no se pueden obtener logros sustantivos».

En ese sentido, Mujica advirtió que la gente «tiene sus propios objetivos y todo derrotero común ha de respetar el objetivo de cada persona, de cada familia. Caminar juntos es respetar la diversidad, no sólo la diversidad conceptual, la diversidad de intereses».

Por eso, Mujica considera que aunque pueda parecer más lenta y sinuosa, la forma de gobierno que describe es «más tranquila y es, a la larga, en nuestra humilde visión, el camino real, no el camino corto o el camino largo, el camino real, que es aquel que nos conduce sensatamente al logro del objetivo».

En un tono conciliador, Mujica consideró que «el clima de caminar con firmeza pero con tranquilidad, sin aspavientos, y totalmente alejada la perspectiva de pachequismo de izquierda y de gobierno a los piñazos, nos parece que en tiempos de discusión electoral, bien vale la pena que sean transformado en banderas que se ponen al tope». Y concluyó: De lo contrario, «¿qué sentido tienen los programas si las formas desatan un hervidero que los hace prácticamente imposibles de realizar?».