Confirmado. Prensa e investigadores paraguayos confirman denuncia de LA REPUBLICA

La hija de Closa Cuevas cobró 25 mil dólares de indemnización

El médico paraguayo Angel Pedro Closa Cuevas, fundador del Escuadrón de la Muerte en Uruguay, fue considerado una víctima de la dictadura del general Alfredo Stroessner y su familia indemnizada, como denunció LA REPUBLICA, según confirmaron medios de prensa en Asunción.

En su edición del viernes, el diario ABC publicó que fuentes de la Defensoría del Pueblo de Paraguay confirmaron que Closa Cuevas, quien habría fallecido, fue considerado una víctima de la dictadura y su hija, Lilián Stella Closa de Salinas, cobró la indemnización máxima establecida por la Ley 839/96.

También el periodista e investigador paraguayo Nemesio Barreto Monzón publicó un artículo en la web «kaosenlared.net» donde señala que surgen datos de Closa Cuevas en varios documentos del Archivo del Terror, en el Centro de Documentación estatal y en el archivo del Poder Judicial.

Closa Cuevas tiene una orden de captura internacional ante Interpol, solicitada en Uruguay por el fiscal Ricardo Perciballe, por su participación en el Escuadrón de la Muerte que en los setenta asesinó a Ibero Gutiérrez y Manuel Ramos Filippini e hizo desaparecer a Abel Ayala y Héctor Castagnetto.

Otras fuentes indicaron a LA REPUBLICA que luego del golpe de Estado en Uruguay, Closa Cuevas se radicó en Argentina, donde vivía con una ciudadana cubana y administraba una pensión. Mantenía fotos de sus atentados en Uruguay y decía que había estado con la CIA en Bahía de Cochinos.

 

La salida de Asunción

El colega Barreto Monzón explica que el político Bernardino Méndez Vall, quien vivió parte de su largo exilio en Montevideo, recuerda que Closa Cuevas se graduó de médico en Asunción en 1965 y, aunque inicialmente fue opositor al régimen de Stroessner, luego se convertiría en uno de sus «informantes».

La investigación indica que en el mensuario «Firmeza», que dirigía Epifanio Méndez Fleitas, aparece información sobre la fecha en que Closa Cuevas salió de Paraguay, ya que acompañó en su salida del país al dirigente José Zacarías, que había publicado un opositor Manifiesto al Pueblo Paraguayo.

Closa Cuevas salió junto al Dr. Mario Mallorquín y otros que, con Zacarías, se radicaron en la localidad de Clorinda, Argentina, en octubre de 1959, según el libro «Diagnosis paraguaya», impreso en Talleres Prometeo de Montevideo, que Méndez Fleitas publicó en Uruguay el 14 de abril de 1965.

Méndez Vall, hijo de Epifanio Méndez Fleitas, indicó a Barreto Monzón que, inicialmente, Closa Cuevas fue integrante del Movimiento Popular Colorado (Mopoco), pero luego se transformó en un agente confidencial de Stroessner con la complicidad del diplomático Atilio R. Fernández, asentado en Uruguay.

Según la indagación periodística, Closa Cuevas fue luego agente de inteligencia relacionado a la policía de Uruguay, país con el que inició vínculos a través de su amistad con el embajador en Asunción, Bradamante Toyos (1963-1967), quien le habría facilitado su radicación en Dolores, Soriano.

 

«Delator» de Stroessner

Cuando en 1967 se realizó la cumbre de presidentes americanos en Punta del Este, Closa Cuevas se habría reunido con el general Alfredo Stroessner, a partir de lo cual se constituyó en un espía paraguayo y estrechó vínculos con la policía de los presidentes Oscar Gestido y Jorge Pacheco Areco. Distintas versiones indican que también mantuvo contacto con el agente norteamericano Dan Mitrione, pero la documentación de los archivos paraguayos no confirman ni desmienten que haya sido a través de ese contacto que Closa Cuevas se implicó en el Escuadrón de la Muerte. En el microfilm Nº 00189F2089-2092 del 23 de junio de 1958, el Departamento de Investigaciones paraguayo recibía informes sobre Closa Cuevas y su actuación gremial en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional (UNA). Similares anotaciones se registran en los microfilm Nº 00009F0513 del 8 de abril de 1963, en el Nº 00009F0865 del 29 de marzo de 1964 y el Nº 00009F0591 del 30 de junio de 1965, cuando Closa Cuevas figura integrado al Movimiento Popular Colorado. Pero para el 28 de enero de 1968, el microfilm Nº 00009F2038 da cuenta de una «delación» donde aparecen Closa Cuevas y un «informante X» y refiere a las actividades de los tupamaros y del exiliado brasileño Leonel Brizzola, quien se había radicado en Uruguay luego del golpe de Estado de 1964 en Brasil.

 

La hija cobró U$S 25 mil

Lilián Stella Closa de Salinas, cédula de identidad Nº 459-654, nació el 18 de julio de 1957 en Asunción y es hija legítima de Angel Pedro Closa Cuevas. Casada con Hugo Eugenio Salinas Valdez, vive actualmente en la ciudad de San Lorenzo, Paraguay. Closa de Salinas, que es accionista de la importante empresa Tecnoservice, con sucursales en todo Paraguay, se presentó ante la Defensoría del Pueblo tras la aprobación de la Ley 839/96 para reclamar una indemnización por su padre debido a su condición de víctima de la dictadura de Stroessner. Madre de un hijo llamado Francisco Javier Salinas Closa (casado con Mónica María Penner Bajac en setiembre de 2008), Lilián Closa fue beneficiada por la Resolución Nº 232 de la Defensoría del Pueblo con la máxima reparación establecida en casos de tortura equivalente a 25 mil dólares (2.500 jornales). Lo curioso del caso sería que algunos documentos desarchivados por la Justicia y el Ministerio del Interior se habrían transformado en prueba circunstancial a favor de la hija de Closa Cuevas, ya que daban cuenta de los seguimientos que el médico, aparentemente, sufría antes de ser un agente de la dictadura. La prensa paraguaya ha denunciado otros errores de la Defensoría del Pueblo encabezada por Manuel Paez Monges, quien también otorgó una indemnización de 1.000 jornales por privación indebida de libertad a Eustaquio Burgos, quien resultó ser un informante de la dictadura stronista.

 

¿En Bahía de Cochinos?

Closa Cuevas vivió en un apartamento de Gestido y Simón Bolívar hasta 1972. Hasta entonces recibía allí publicaciones médicas a su nombre y los estados de cuenta de la Caja de Jubilaciones Profesionales a la que aportaba. Sin embargo, otros informantes sostienen que, para 1971, Closa Cuevas ya había asentado un domicilio en Buenos Aires, donde era propietario de una pensión ubicada cerca del Centro Cultural General San Martín, donde vivía con una ciudadana de nacionalidad cubana.

Un informante, indicó a LA REPUBLICA que Closa tenía un recibidor con álbumes de recuerdos en los que había recortes de sus atentados con el Escuadrón de la Muerte y fotos con los dictadores Alfredo Stroessner (Paraguay), Anastasio Somoza (Nicaragua), Fulgencio Batista (Cuba) y Rafael Trujillo (República Dominicana), quizás tomadas en la reunión de 1967.

El propio Closa Cuevas afirmaba que viajaba por puente aéreo a Uruguay para realizar las tareas con el Escuadrón de la Muerte y luego regresar a Argentina, donde recibía la visita del empresario Miguel Sofía y del comisario Víctor Castiglioni, quien ya había comenzado a operar en Buenos Aires.

Según la fuente, Closa Cuevas narraba que, para los atentados recibían explosivos a través del DOPS brasileño y que él había estado en la frustrada invasión a Cuba por Bahía de Cochinos en 1961 y que incluso había sido uno de los «canjeados» por la CIA, de la que era operador.

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