Eduardo Bonomi. Uno de los responsables del acuerdo para la fórmula frentista

"No hubo condición alguna, sino planteos políticos que ayudaran al triunfo del FA"

Al momento de publicarse esta entrevista, Bonomi estará abandonando el MTSS para ocupar una banca en el Senado como suplente de Mujica.

En su despacho del Ministerio, conversamos durante una hora sobre la realidad política actual, sobre la campaña electoral que se inicia, sobre su gestión al frente del Ministerio, sobre los problemas de seguridad pública e, inevitablemente, sobre las conversaciones con Fernando Lorenzo.

-La resolución de la fórmula sigue generando dudas en la opinión pública. ¿Hubo acuerdo o no? ¿Hubo condiciones o no? Si no las hubo, ¿qué discutieron Lorenzo y usted?

-Veamos cómo fueron las cosas cronológicamente. Hubo tres reuniones fluidas. Se partió de la base que Fernando Lorenzo puso sobre la mesa; en primer lugar, que el espíritu de las reuniones fuera el de alcanzar una gran campaña y un gran triunfo del Frente Amplio; y segundo, que no había condición alguna, sino planteos políticos que ayudaran al gran triunfo del FA.

Hablamos de aspectos de la campaña, y no puede hablarse de acuerdo ­porque uno acuerda cuando hay concesiones recíprocas ­, y lo que hicimos no fue acordar a partir de diferencias, sino compartir. Compartimos criterios de que la campaña se tiene que hacer con mucha fuerza, con referentes comunes, con pautas comunes, de las que no se puede salir, que marcan la campaña central. Sin perjuicio de que cada sector pueda marcar su perfil o sus matices en su propia campaña. Pero debe haber pautas comunes que rijan para cada movilización conjunta. Esos fueron los temas que tratamos con Lorenzo.

Después de la tercera reunión, teníamos un borrador que elaboró Fernando, un documento de dos carillas escritas, de las cuales más de tres cuartas partes eran absolutamente compartibles y contenían estos principios. Y menos de una cuarta parte presentaba algunas diferencias: uno era un aspecto de redacción; otro era referido al Ministerio de Economía, no por un pedido de Lorenzo, sino por un planteo de Mujica, anterior a las elecciones, en el sentido de que para la campaña hacia octubre había que decir quiénes ocuparían los Ministerios del Interior y de Economía en caso de ganar el gobierno, y para este último sugería tres nombres allegados a Astori. O sea que no hubo condicionamiento alguno de parte de Astori, sino que fue Mujica quien lo planteó. En esto no había problemas. El punto de discrepancia radicaba en si correspondía que las designaciones se hicieran en conjunto entre el presidente y el vicepresidente. Nosotros entendimos que la participación del vice en las designaciones menoscabaría la autoridad del presidente, y resolvimos que este último asunto lo discutieran y lo resolvieran directamente Mujica y Astori. Ahí terminó nuestra tarea; luego se hace la reunión en la que Astori acepta ser candidato a vice sin ninguna condición.

-Se ha cuestionado la forma dificultosa en que aparentemente se llegó al acuerdo.

-Sí, la película sigue. De lo que hablamos con Lorenzo no se perdió nada, todo eso se va a integrar, no como acuerdo Mujica-Astori, sino como posición del comando político de la campaña. Entonces, acá se está haciendo toda una movida de parte de algunos operadores, diciendo que la fórmula del Frente es una cosa sin contenido; y yo digo que sin contenido fue lo del Partido Nacional, que después de una larga campaña de acusaciones de Larrañaga hacia Lacalle (no a la inversa, justo es decirlo), se llega a la fórmula cuando todos sabíamos que en las internas se estaba eligiendo no sólo el candidato sino el programa; porque si ganaba uno, era un programa y si ganaba el otro, era otro programa diferente. Cosa rara que Larrañaga haya aceptado enseguida ser el compañero de fórmula de Lacalle, ¿no? Porque después de una campaña en que se acusó a Lacalle de derechista y se hizo alusión a los actos de corrupción durante su gobierno de parte de Larrañaga, llama la atención la rapidez del acuerdo. Se aceptó integrar la fórmula sin adecuar el programa, y dicen que después van a discutir el programa.

-Se puede decir que su gestión al frente del MTSS fue acertada. Digo esto porque si bien la oposición ha criticado la política laboral del gobierno, usted no ha sido blanco de ataques como sí lo fueron otros ministros.

-Creo que el Ministerio cumplió con lo que se había trazado. La política laboral es una política del Frente y no del ministro. Mucho de lo que hicimos lo hicimos tratando siempre de dialogar, aunque en determinado momento los empresarios no quisieron discutir más las leyes laborales. A principios de 2007, se retiraron de la negociación de leyes laborales a partir de la aprobación de la Ley de Tercerizaciones. Habíamos tenido una reunión en la que se acordó que ellos, los empresarios, participarían activamente en un proyecto de ley de negociación colectiva con los dirigentes de las cámaras y no con los asesores; eso fue lo acordado. En el camino estuvo el proyecto de ley de tercerizaciones que se aprobó en Diputados y yo pedí que no lo trataran en el Senado, que nos dieran 60 días para discutirlo, al cabo de los cuales se aproximaron mucho las posiciones de trabajadores, empresarios y Ministerio. Pero como quedaron algunos puntos sin acuerdo, tanto empresarios como trabajadores consideraron que no había ningún acuerdo. Nosotros, como Ministerio, hicimos la síntesis de lo acordado, agregamos alguna cosa y modificamos la ley, y aunque el proyecto de ley quedó mucho mejor y más aceptable para los empresarios, cuando íbamos a discutir aquello en lo que había acuerdo, se retiraron en protesta por la Ley de Tercerizaciones diciendo que esa ley iba a hundir al país en el caos; hace dos años que está en vigencia y no pasó nada ni hubo caos, todo funciona perfectamente bien. Dijeron que se retiraban argumentando que «el gobierno tiene derecho a cumplir con sus compromisos y si se ha comprometido a elaborar una ley de este tipo, nosotros no queremos interferir, háganlo por cuenta de ustedes». Yo les contesté que era un error, que valía más discutir, pero fue en vano. Muy bien, entonces esto, que es un borrador, no lo discuto más; ni con los empresarios ni con los trabajadores, porque si una parte se retira, no voy a discutir sólo con la otra. Va al Parlamento como borrador, y que se discuta allí. Sin embargo, después me pidieron que participara en una reunión con el presidente de la OIE (Organización Internacional de Empresarios), el argentino Funes de Rioja. Nos reunimos en la Cámara de Industrias con su presidente, el presidente de la Asociación Rural, el vicepresidente de la Cámara de Comercio y Martín Ponce, que era subsecretario de Industria. Funes de Rioja me dijo que había leído atentamente el proyecto y que el único punto que la OIE veía como problemático era el de las ocupaciones y que era conveniente eliminarlo. Esto ocurría, insisto, a comienzos de 2008. Bueno, fui a Ginebra a la conferencia anual de la OIT en junio del año pasado. Allí volvimos a hablar del tema, yo me comuniqué con el presidente Vázquez y quedamos en eliminar todo el capítulo de las ocupaciones. Yo lo anuncié en la conferencia, conté la conversación que había tenido con Funes de Rioja y dije que habíamos sacado el tema de las ocupaciones. El vicepresidente de la OIE habló en nombre de Funes para agradecer al gobierno uruguayo, al presidente Tabaré Vázquez y al ministro de Trabajo por su capacidad de diálogo y su flexibilidad. Después, el propio Funes me felicitó directamente. Al volver, convoqué a una conferencia de prensa en la que anuncié que se había eliminado el capítulo de las ocupaciones; fui tres veces a la Comisión de Legislación Laboral a reiterar eso. Pues bien, desde junio del año pasado se pasaron criticando que el proyecto preveía lo de las ocupaciones. Cuando se enteraron de que las ocupaciones ya no iban, empezaron con otro tema. Plantearon discrepancias con este proyecto de ley que articula la fijación del salario mín
imo por decreto, la negociación tripartita por rama de trabajo con el esquema de los Consejos de Salarios, y la negociación bipartita para el tema de las condiciones de trabajo. A pesar de esto último, dijeron que el gobierno quería intervenir en la negociación colectiva, que es bipartita; y nosotros aclaramos que no, que lo que se pretendía era que el Consejo de Salarios resolviera en forma tripartita el salario mínimo por categoría y el aumento de salarios, y que en caso de haber acuerdo de partes sin intervención del gobierno, se introdujeran las condiciones de trabajo, de modo que el gobierno homologa, pero no vota. Eso siempre se estiló desde la creación de los Consejos de Salarios, y eso lo aclaré en la Comisión de Legislación del Trabajo hace un mes. Sin embargo, hoy se dice que eso fue producto de las negociaciones de los empresarios con Mujica, y que yo había dado la orden de incorporarlo, lo cual no es cierto. Yo llevé a la comisión el criterio del Ministerio, y no di ninguna orden.

-Se menciona su nombre como futuro ministro del Interior.

-Cuando hablé con Mujica, le dije que no tenía problemas, que asumía la responsabilidad de elaborar políticas junto con el resto del Frente, y además, como entendía que la seguridad no es sólo un problema de gobierno, sino que es un asunto de Estado que requiere tener pautas comunes, aceptaba con la intención de hablar con representantes de los partidos tradicionales. Pero una vez elaboradas las políticas, y si se ganan las elecciones, ya veremos quién es el ministro. Asumo la responsabilidad de participar activamente en la elaboración de políticas, pero hay que ver si soy yo el más apropiado para el cargo de ministro del Interior.

-Desde los partidos tradicionales se critica al Frente por su postura excesivamente liberal, demasiado indulgente para combatir la delincuencia. En una entrevista que le hice hace poco al senador Carlos Moreira, él decía que un ministro del Interior no debe preocuparse por las causas de la delincuencia, sino que debe prevenir, disuadir y reprimir. ¿Está de acuerdo?

-Yo creo que el Frente analiza las causas, creo que las analiza bien, y que tiene que diseñar políticas de fondo para eliminar esas causas, porque si no, por más que se reprima duramente, la delincuencia seguirá reproduciéndose. Pero creo que evidentemente hay toda una política de prevención, represión y castigo que se tiene que llevar adelante desde los organismos específicos que tiene el Estado. Es cierto que la gente reclama más seguridad y mano firme, pero nunca como ahora las noticias policiales ocupan el primer lugar en los informativos de televisión; antes era el cuarto bloque y ahora es el primero. Y a partir de eso, se trabaja con la política del miedo; los candidatos de los partidos tradicionales dicen «esto hay que cambiarlo, yo voy a arreglar esto», pero nadie dice cómo. Y a veces, cuando dicen los «cómo», vemos que no arreglan nada.

La guardia nacional que propone Larrañaga viene a ser una policía militarizada, o militares cumpliendo funciones de policía, que tiene efecto para reprimir los delitos más importantes, pero yo creo que a la gente lo que la atormenta no es eso, la gente está preocupada por el delito en la calle, el arrebato, la rapiña; y eso se previene y reprime con mayor presencia policial, con policías entre la gente, la policía comunitaria.

La guardia nacional no sirve para eso y sólo tiene un carácter efectista. En este tema hay que ser responsable y serio, y acá se está instalando el miedo y operando desde el miedo. Yo no digo que la inseguridad sea una sensación térmica, no.

Digo que la gente está preocupada, pero que no se puede dejar de lado lo que tiene que ver con las causas para que no se reproduzca la delincuencia.

 

Una intensa trayectoria política

-¿Usted fue fundador del MLN?

-No, yo me integré al MLN por el setenta. Sí fui fundador del MPP. Trabajé activamente a fines de los ochenta, fui entrevistado por varios medios de prensa junto a Mujica, a Huidobro, a Quartino, explicando qué trataba de ser el MPP. Participé discutiendo la necesidad de crear algo así dentro del Comité Central del MLN en el 87 y trabajé orgánicamente para construir el MPP desde el 2 de enero de 1988. Participamos por primera vez en las elecciones del 89; allí obtuvimos un buen nivel de apoyo y logramos que Cores y Sarthou fueran electos (el MLN tenía la postura de no presentar candidatos). Después fui coordinador de la bancada entre 2000 y 2005, hasta que Vázquez me designó al frente del MTSS. Antes, Tabaré me había planteado que fuera presidente de la Comisión de Relacionamiento de la fuerza política, gobierno y organizaciones sociales en el Frente. Teníamos la tarea de producir un documento, y no sólo elaboramos el documento, sino que, además, nos conectamos con el PIT-CNT, con cámaras empresariales, con el movimiento cooperativo.

 

Dos hechos incomparables ,Una producción teatral

-No se notaba mucho entusiasmo cuando se anunció la fórmula.

-Yo creo que ahí hay todo un operativo. Yo vi dos fotos posteriores a esa reunión; una, la de El País, y la otra, en Ultimas Noticias (también la de LA REPUBLICA). Son absolutamente distintas: la foto de El País expresa tristeza, mientras que la de Últimas Noticias muestra una alegría y una fortaleza muy grandes. Pero todo se manejó con la foto de El País. Se comparan dos cosas distintas. Se compara lo del domingo de noche en la casa del Partido Nacional, donde estaba todo el Directorio esperando el resultado de las elecciones, y obviamente todo eso estaba producido de forma teatral. Si uno mira las fotos poco antes de que Larrañaga aceptara la vicepresidencia, no hablemos de tristeza porque las caras largas que había ahí eran más que elocuentes… Y poco después, un foco teatral los ilumina y se hace el anuncio. Eso estaba todo producido. Como decía, se compara todo ese golpe de teatro con la reunión del lunes de noche, ocho días después, que era una reunión entre dos personas a las que se sumó Brovetto, en la que se anuncia la aceptación de Astori sin condicionamientos, sin documentos; pero no hay dirigentes ni bases del Frente. Ahí, en una conferencia de prensa espontánea, sin ningún tipo de preparación, comunican que se ha llegado a la fórmula.

 

VIOLENCIA Y PASTA BASE

-También se cuestiona el sistema carcelario y se habla de la necesidad de construir más cárceles.

-Tenemos una ley de penas alternativas, pero no tenemos condiciones para aplicarla. Obviamente, tenemos que evitar que la cárcel sea un posgrado del delito, pero eso no es gratis, de modo que cuando se discuta el presupuesto, habrá que tener en cuenta esta necesidad. Cuando se discutió el presupuesto, se fijaron tres prioridades: la salud, la educación y la seguridad. Lo que está pasando en el país con la seguridad trascendió todo lo previsto, y es por eso que no es fácil combatir el incremento de la delincuencia. Se compara la violencia delictiva de hoy con el gobierno de Lacalle, pero hay que tener presente que entonces no había pasta base, y sin embargo había un montón de problemas de seguridad. La pasta base introduce otro elemento: la violencia extrema, independiente del tipo de delito que se cometa; hay violencia en el deporte, en los bailes, en los robos. Me decía un especialista en estos temas que el que se vuelve adicto a la pasta base está cometiendo una brutal agresión contra sí mismo, y el que se agrede a sí mismo no tiene límites para agredir a los demás. Para eso no hay guardia nacional que sirva.

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