Hija de militante tupamaro presentará hoy demanda por muerte de su padre

Denuncia por crimen político en 1982

La hija del militante tupamaro Edgar «el Gato» Sosa presentará hoy una denuncia penal por el «probable homicidio por motivos políticos» de su padre, ocurrido en abril de 1982 mientras estaba privado ilegítimamente de su libertad en el «Penal de Libertad» (EMR Nº 1).

La denuncia, patrocinada por el abogado Oscar López Goldaracena, rebate los argumentos de la dictadura para catalogar la muerte de Sosa como suicidio, en cuanto el militante tupamaro ya «había firmado la libertad» y sus familiares tenían preparada su salida del país hacia Suecia.

El informe oficial de la época señala que Sosa, recluido en las barracas, «se dirigió al baño sin haber solicitado autorización previa», motivo por el cual el guardia lo siguió, «parándose a la entrada del baño», y cinco minutos más tarde «sintió un golpe, lo llamó y al no contestar fue a ver lo que ocurría y (…) lo encontró tirado en el piso con una soga en el cuello», expresa la denuncia.

Sin embargo, «es inevitable cuestionarse acerca de la veracidad de esta versión», porque «la guardia tenía una vista completa de todos los sanitarios ya que sus paredes eran bajas y permitían observar desde la caseta de guardia de la Barraca a todos quienes entraban», dice la denuncia.

El informe tampoco explica «dónde colgaba el cuerpo ni cómo hizo la víctima para poder colgarse», por lo cual la versión oficial fue cuestionada incluso por «el Comité Internacional de la Cruz Roja que se encontraba en Uruguay en dicho momento», se señala.

«La versión del suicido como explicación de la muerte de los detenidos y especialmente de los detenidos en situación de incomunicación fue utilizada en reiteradas oportunidades por las autoridades de la época, incluso en situaciones inverosímiles», como el caso del también militante del MLN Horacio Ramos, recuerda el abogado.

Edgar «el Gato» Sosa «tuvo desde siempre una activa militancia política y social», siendo detenido «por primera vez en abril de 1965 en ocasión de movilizaciones sociales y pintadas contra las medidas prontas de seguridad de la época».

El 23 de junio de 1973 fue nuevamente detenido por efectivos de las Fuerzas Armadas y recorrió durante su reclusión diversas unidades militares como la Brigada de Artillería Nº 1, el EMR1 (Penal de Libertad), el Regimiento de Caballería Mecanizada Nº 4 y nuevamente el Penal de Libertad.

Falleció en abril de 1982 en el hospital militar.

Sus compañeros lo recuerdan como «una persona entera» y «un referente intelectual» de los detenidos políticos.

«Por su edad, entereza física, fortaleza espiritual, alto nivel intelectual, conocimientos políticos y compromiso militante, «el Gato» Sosa era una persona que trasmitía fuerza, ganas de vivir, de luchar, y la gente de su entorno afirma que es imposible que se hubiese suicidado; por el contrario, implicaba una amenaza para los detentadores del poder», expresa el escrito.

«Los elementos coadyuvan a sostener la hipótesis del homicidio», señala el abogado.

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