Fuertes críticas a Lacalle. Trabajadores instaron a poner un "muro" al regreso de los noventa

"No queremos motosierra, queremos construir un país con pala y cuchara"

En la mañana de ayer, se llevó a cabo el acto de cierre de la Marcha de la Esperanza, o de la Memoria, con una presencia cercana a las 20 mil personas, que confluyeron desde distintos puntos del país. Los organizadores aseguraron que se trató de la movilización de masas «más grande de los últimos 4 años» porque, durante nueve días, fueron alrededor de 500 mil personas las que participaron a lo ancho de todo el país.

Con directas exhortaciones a poner un «muro» al regreso de la década de los 90, con el simbólico reclamo de «romper la motosierra» de Luis Alberto Lacalle, además del pedido de sumar esfuerzo para aprobar la anulación de la Ley de Caducidad y el voto epistolar, se realizó sobre el mediodía uno de los actos de mayor respuesta popular de los últimos años.

Las cuatro columnas provenientes de distintos puntos del país, Bella Unión, Rocha, Rivera y Melo, y la multitud de trabajadores que se congregaron para presenciar el acto ganaron la calle desde el monumento al Gaucho hasta la plaza Libertad, donde se encontraba armado el escenario.

«¡Qué pueblada, compañeros! De todas partes vienen. ¡Sangre y coraje!», exclamó el presentador desde el amplio estrado ubicado sobre la avenida 18 de Julio, quien manifestó su asombro por el «mar humano» que se observaba desde lo alto y que culminaba hasta la curva existente en la calle Barrios Amorín.

Los organizadores exhibieron un amplio cartel con globos que tenía dibujada una motosierra de fondo y encima el símbolo del no, que fue, al finalizar toda la parte oratoria, destruíido por los sindicalistas en señal desacuerdo.

Los cinco oradores de ayer tenían como común denominador duros cuestionamientos al ex presidente Luis Alberto Lacalle y a su política neoliberal, así como procurar anular la Ley de Caducidad en el mes de octubre.

El discurso principal estuvo a cargo del integrante del secretariado ejecutivo del PIT-CNT, Alejandro Laner, representante también de la Confederación de Obreros y Funcionarios del Estado (COFE), quien convocó a «todos los uruguayos demócratas para votar la papeleta que anula la Ley de Caducidad», ya que, de lo contrario, «no habrá futuro ni esperanza». En ese mismo sentido convocó a votar a favor del voto epistolar. En la proclama, los trabajadores manifestaron su convicción de que en la actual coyuntura, lo que está en juego es si el bloque conservador logra reinstalar o no en el gobierno a sus representantes directos para intentar organizar una regresión de derecha y un ajuste de cuentas con los trabajadores y el pueblo.

Laner criticó el contraacto impulsado por el Sindicato de Trabajadores del Taxi (Suatt), diciendo que «los contraactos son simplemente la expresión del brazo político de la derecha». Dicho acto, que contó con la participación de sindicales radicales, se desarrolló casi a la misma hora que el convocado por el PIT-CNT, pero en la explanada de la Universidad de la República.

Seguidamente, Laner inició su dura alocución hacia las políticas neoliberales de los años noventa, consigna que unió a los cinco discursos realizados al mediodía de ayer. Aclaró que la central obrera «no hace política partidaria por nadie», pero indicó que el movimiento obrero se encuentra en plena campaña electoral para «defender lo conquistado estos últimos cinco años». «No queremos motosierra, acá queremos construir un país con la pala y la cuchara, con los brazos de los uruguayos y no recortando todo lo que se conquistó».

«El país está en la cruz de los caminos, tenemos frente a nosotros dos proyectos de país; uno ya lo vivimos, es el proyecto de la miseria, de 14% de desocupación, de 35% de pobreza y extrema pobreza, de bancos desfinanciados y pagados con la plata del pueblo y con un sistema de salud que no cubría a nadie».

El otro proyecto que los trabajadores deben acompañar es el de «la esperanza», con la profundización de las políticas laborales alcanzadas durante el actual período de gobierno, como la reciente Ley de Negociación Colectiva, Ley de Tercerización y el Sistema Nacional Integrado de Salud, dijo el sindicalista. «El pueblo y los trabajadores deben tener mayor participación en las grandes decisiones del país», manifestó ayer ante seis cuadaras colmadas de marchantes, banderas y pancartas.

La gente que se agolpaba sobre la principal avenida también se distribuía por las primeras calles transversales.

La dirigente estudiantil de la FEUU, Virginia Villalba, había dado antes inicio al acto con una oratoria centralizada en el llamando a la anulación de la Ley «nefasta» de Caducidad y exhortando a «construir memoria» para no volver a los 90, «y que la gente pueda seguir estudiando y trabajando». Acotó que los actuales estudiantes universitarios, con 19 años, por su edad no vivieron el referéndum del «voto verde». Reconoció que subir al estrado y ver la multitud hacía que le temblaran las piernas, pero enfatizó que se estaba en este acto para decir «que no vamos a dar un paso atrás».

En tanto, el representante de Onajpu, Paulino Porras, hizo referencia a las palabras de la estudiante universitaria, afirmando que se trata de la «expresión más hermosa, porque le tiemblan las piernas, pero no el corazón; y eso está bien.»

Aclaró que todos los presentes sabían el motivo por el cual estaban allí, pero que debían hablarles a las personas que no estaban allí. Instó a luchar para que el «hombre de la motosierra no nos corte todas las conquistas sociales», y añadió que para detener esa embestida se necesitan ideas y coraje. «Aquí nos jugamos el futuro», advirtió.

El representante de los pasivos aclaró que estaba allí para decirles a todos los uruguayos, de todas las tendencias políticas, «que voten el sí para anular esa ley perversa, que ampara a tantos que asesinaron».

En un tono aun más duro, Porras gritó que se estaba allí para decirles a «esos pitucones» y «alcahuetes del FMI» que no les tembló la mano cuando fue aprobada la ley de impunidad, y dijo que muchos de ellos están involucrados y que tienen miedo de ir presos.

Al igual que Villalba, el dirigente de Onajpu señaló que se debe implementar una operación memoria, ya que entiende que «no hubo una década más perversa que la de los 90, con cierres de fábricas, la caída de los Consejos de Salarios y gente muriéndose de hambre».

El tercer orador fue el integrante de Fucvam, Daniel de Souza, quien saludó a las personas que en los últimos 9 días dejaron sus casas y sus familias para formar la pueblada que se congregó sobre 18 de Julio, y que partió desde Bella Unión, Rivera, Melo y Rocha «cuando el gallo empezó a cantar.»

El cooperativista anunció que el acto de ayer fue el más grande «que se va a hacer contra el mascarón de la motosierra.»

Dijo que en estas circunstancias es imprescindible tomar partido y posición, y «jugársela en este momento histórico para impedir el regreso de los neoliberales».

En cuanto al reclamo de anular la ley de impunidad, De Souza enfatizó que uno de los propósitos es que los familiares de los desaparecidos puedan tener un espacio físico para dejar una flor, un lugar donde llorar a los muertos.

Mientras el cooperativista hacía uso de la palabra, decenas de personas continuaban llegando a este acto, tanto desde Ciudad Vieja como desde el monumento al Gaucho.

Recordó que el candidato Lacalle no quiere hablar de la política del pasado, y «están haciendo política, entonces le contestamos: no hablamos del Uruguay, entonces, sino de Argentina, con 18 millones de pobres, resultado de las políticas de los 90, con Menem como presidente, que privatizó hasta los zoológicos».

Dijo que si Lacalle en los 90 procuró privatizar, hoy seríamos una provincia argentina. «Ese es el responsable, aquellas aguas trajeron este barro.»

Aclaró que los trabajadores «no queremos arriesgar lo que tenemos hoy, porque nos costó mucho esta situación». Instó a evitar que se impongan las leyes antiobreras, para lo cual
propuso construir una barrera contra los 90.

Por su parte, Ignacio Martínez en representanción del Congreso del Pueblo, defendió la puesta en marcha de un plan agrario, reclamó que «la tierra sea para los que la trabajan» y habló de la puesta en marcha del frigorífico nacional.

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