Documento desclasificado. Mensaje sobre la muerte de Ayala, Castagnetto, Filippini y Gutiérrez

EEUU confirma la existencia del Escuadrón de la Muerte en 1972

La Embajada de Estados Unidos en Uruguay consideró en 1972 que los homicidios de los jóvenes militantes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, Abel Ayala, Héctor Castagnetto, Manuel Ramos Filippini e Ibero Gutiérrez fueron obra de los «Escuadrones de la Muerte», según revela un documento desclasificado del Departamento de Estado norteamericano.

El documento, remitido por la sede diplomática norteamericana en Uruguay al Departamento de Estado el 8 de octubre de 1972, bajo el rótulo «Terrorist Deaths» («Muerte de Terroristas») y con la referencia MVD A-168, detalla el nombre de la totalidad de las víctimas de la represión, al 30 de setiembre de ese año.

«Entre sus primeras bajas en 1966 y el 30 de setiembre de 1972, por lo menos cuarenta y cuatro terroristas uruguayos fueron asesinados en combates con las fuerzas de seguridad», expresa el documento desclasificado tras los oficios del profesor de la Universidad de Washington e integrante del National Security Archive (NSA), Carlos Osorio, al cual accedió LA REPUBLICA.

«Durante el mismo período, cuatro individuos fueron asesinados por comandos contraterroristas ‘Escuadrones de la Muerte’. Al menos seis supuestos terroristas murieron en custodia de las fuerzas de seguridad. Además, en 1972 por lo menos dos (Roxana María Leal Rovira de Blando y Carlos Alberto Varela Ramírez) fallecieron accidentalmente y fueron enterrados por sus camaradas», señala el documento. El documento, por tanto, confirma la percepción de la Embajada de EEUU de la existencia y actuación de «Escuadrones de la Muerte» en Uruguay, puesto que los cuatro casos (Ayala, Castagnetto, Ramos Filippini e Ibero Gutiérrez), fueron incluidos como «Counter-Terrorist Víctims» (Víctimas del contraterrorismo).

«Contraterrorismo es el nombre asignado a la política oficial de ‘Escuadrones de la Muerte’ encubiertos. Esa calificación (counter terrorist) surge en todos los manuales de contrainsurgencia», para nombrar a los grupos que actuan por fuera de la normas y con el respaldo del gobierno, explicó Osorio en diálogo con LA REPUBLICA.

 

Desclasificación

La National Security Archive (NSA) es una organización no gubernamental especializada en extraer información secreta de las agencias gubernamentales de EEUU, y cuya actividad ha posibilitado la desclasificación de miles de documentos, señaló el investigador chileno.

El proceso de desclasificación de los documentos del Departamento de Estado de EEUU, la CIA y otros organismos del gobierno norteamericano permitió el acceso en los últimos años a información «clasificada» sobre las dictaduras cívico-militares en América Latina y sus relaciones con EEUU.

El último documento indica que desde el 1º de enero de 1966 hasta el 30 de setiembre de 1972 existieron tres víctimas del contraterrorismo en 1971 (Ayala, Castagnetto y Ramos Filippini) y una en 1972 (Ibero Gutiérrez). En relación a los dos primeros crímenes del «Escuadrón de la Muerte», Ayala y Castagnetto, la Embajada norteamericana los cataloga como desaparecidos en 1971, ya que sus cuerpos «nunca fueron recuperados». En los casos de Ramos Filippini e Ibero Gutiérrez se específica la fecha en que sus cuerpos sin vida fueron hallados.

El documento, asimismo, podría significar un reimpulso en la indagatoria por los crímenes del «Escuadrón de la Muerte», puesto que el dictamen del entonces fiscal de la causa, Ricardo Perciballe (hoy fiscal Especializado en Crimen Organizado) no incluyó la muerte de Abel Ayala, aunque se solicitaba profundizar la indagatoria sobre los hechos (ver recuadro). El expediente se encuentra actualmente a estudio de la jueza Penal de 8º Turno, Graciela Eustachio. La magistrada, como informara oportunamente este medio, elevó el expediente para autos de resolución, por lo cual en breve se conocerá su resolución. La prueba aportada ahora por Osorio «para conocimiento público» se vincula con anteriores documentos desclasificados de organismos norteamericanos, por los oficios de la NSA, e incluso por los historiadores uruguayos Clara Aldrighi y Aldo Marchesi, cuya labor fue destacada por el investigador chileno. Todos «confirman» la existencia del «Escuadrón» y sus crímenes.

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