SI ESTO NO ES UN TRIUNFO, EL TRIUNFO DONDE ESTA

El Frente Amplio escribió ayer una de las páginas cívicas más importantes de su breve y apasionante expedición por la vida nacional.

Pese al desgaste de 5 años en el poder, desgaste que afecta a todos los partidos del mundo, atenuado por la eficiente y distributiva gestión del gobierno de Tabaré Vázquez, obtuvo el 49,58% de los votos válidos; el 48,16% de los votos emitidos; 16 senadores, sin contar la vicepresidencia; 50 diputados, peleando el 51, es decir, mayoría parlamentaria absoluta en ambas cámaras, obteniendo una abrumadora supremacía en el interior del país que se vistió de rojo, azul y blanco como nunca antes lo había hecho. Sin contar que en todo el país los votos frenteamplistas superan a todos los votos blancos y colorados juntos.

Lección implacable de la historia que ya consagró el segundo gobierno de izquierda de la historia uruguaya y el primero de la izquierda latinoamericana que obtiene dos victorias consecutivas con dos candidatos distintos y sin reelección. Brasil y Venezuela lo hicieron con reelección previa, apoyados por sus pueblos, y Chile también lo hizo con dos candidatos, pero no se trataba de un partido de izquierda, sino de una coalición con la democracia cristiana y otros sectores centristas.

En esta página memorable de nuestra historia, 5 realidades se destacan y despegan del pelotón de noticias.

1. Escrutados el 100% de los circuitos, de los datos oficiales de la Corte Electoral surge claramente que sin contar los votos observados, el Frente Amplio obtuvo el 49,58% de los votos válidos. Esta operación resulta de dividir el 1.093.869 de votos frentistas por la suma de todos los votos válidos a los 5 partidos que se presentaron en estos comicios, sin contar los votos observados. Es decir, al Frente Amplio le faltó, para obtener la mitad más uno de los votos válidos, sólo un 0,42% que representan escasos 9.267 sufragios. No confundir este 49,58% de votos válidos con el 47,49% de votos emitidos, contando los observados, que fue lo que adjudicó la Corte Electoral al Frente Amplio, y tampoco con el 48,16% de votos emitidos, sin contar los observados, sobre los que estamos informando en esta nota. Esta es una confusión interpretativa que hemos consignado a menudo en lectores que consultan y que no entienden por qué afirmamos que el FA obtuvo 49,58% de votos válidos cuando la Corte dice que son 47,49% de votos emitidos. La diferencia está en votos válidos, que es lo que realmente importa en la segunda vuelta, y los votos emitidos, que es la trampa electoral que se pergeñó en la primera vuelta para impedir el triunfo del ganador real, aunque éste le lleve al segundo 436.542 votos de diferencia, casi 20 puntos de distancia.

2. El Frente Amplio llega a la segunda vuelta con una ventaja imposible de ser superada. Si todos los blancos y todos los colorados, sin ninguna excepción, votan al Dr. Lacalle y a ninguno de ellos se le ocurre anular su voto o votar en blanco, aun así pierden ante José Mujica por 52.600 votos. Si, además, Lacalle convence no sólo a todos sus adversarios históricos del partido de Rivera, sino también a todos los votantes sin excepción del Partido Independiente, que son 56.156, llegaría al l.097.395. Es decir que, si votan todos los blancos, los colorados e independientes juntos, al Frente Amplio le bastaría conseguir sólo 3.527 votos para derrotar a Lacalle. No computamos los votos de Asamblea Popular porque ya anunciaron que anularán su voto en el balotaje y además porque creemos que esa patrulla extraviada de la izquierda no podría soportar el estallido de su conciencia poniendo la papeleta de Lacalle-Bordaberry en la urna electoral enfrentando a la mayoría del pueblo uruguayo que dicen defender. De todos modos, si en forma impensable, Sarthou y todos sus seguidores violan su compromiso anulatorio y votan en masa a favor de la derecha, hecho éste que no quiero agraviarlos ni siquiera con su sola mención, le faltaría a Mujica sólo 18.662 votos para dirigir los destinos del país. Le bastaría también convencer a 9.332 ciudadanos, ya sean blancos, colorados, independientes o de Asamblea Popular, es decir, la mitad más uno de esos 18.622 para derrotar a la coalición conservadora.

3. Pieza maestra de la estrategia del futuro gobierno frenteamplista es la mayoría absoluta obtenida en ambas cámaras, con gran holgura en el Senado, donde obtendrá 17 votos en 31 (contando la vicepresidencia) y también con mayoría en Diputados, donde serán 50 los legisladores del FA frente a 49 de la oposición combinada. Incluso aún está en disputa una banca que podría dejar la cámara baja con 51 diputados frentistas y 48 representantes de la oposición. Pero esta posibilidad es difícil de concretar.

4. El punto nodal de esta gran victoria de la izquierda uruguaya reside en el interior del país, terruño tradicionalmente alejado de las propuestas socialistas. El mérito de un Mujica trabajando pacientemente durante años y años en esas comarcas, con el lenguaje rural que tan bien se especializa en narrar, es innegable y en gran parte este triunfo está detrás de su trabajo y en el de un Frente Amplio que nunca se olvidó de los pueblos de tierra adentro. Por primera vez podemos decir que el Interior es frentista de sur a norte y de este a oeste. Gana en 11 departamentos, 10 de son del interior del país. Se impuso en 4 departamentos que estaban en el poder de los blancos: Colonia, Soriano, Río Negro y San José. Pero, además, es importante consignar que el Frente Amplio votó mucho mejor en cantidad de votos en estas elecciones que en las pasadas, en 13 departamentos del Interior, hecho de gran significación política. Ellos son: Canelones, Treinta y Tres, Cerro Largo, Rivera, Artigas, Salto, Paysandú, Río Negro, Soriano, San José, Flores, Durazno y Tacuarembó. Mientras que su rival nacionalista bajó en todos los departamentos en valores absolutos, en todos y cada uno de los 18 departamentos del Interior, con relación a la elección pasada. La hegemonía actual de la izquierda uruguaya en el interior del país es de tal entidad que el Frente Amplio obtuvo, frente al Partido Nacional en todos los departamentos una diferencia 11 veces mayor que la que había obtenido en las elecciones pasadas. En el año 2004 el FA alcanzó en el Interior el 50,40% y el Partido Nacional el 49,60%. En estos comicios el FA obtuvo el 55,68%, mientras los blancos descendieron a 44,32%. Hay que multiplicar la diferencia de 0,80% a favor del FA en el Interior en el 2004 por ll.36 veces para igualar la diferencia actual.

5. También estos comicios históricos exhibieron y dejaron al descubierto, con mayor claridad, la entidad de la estratagema de la dominación conservadora, instalando el balotaje más duro del planeta, para impedir que cualquier ganador indiscutible de cualquier elección se someta a una nueva consulta aunque su rival se encuentre 20 puntos atrás. Los balotajes existentes en otras naciones o exigen porcentajes de votos válidos, no de votos emitidos, lo que hace más difícil la situación para el ganador o dan por dirimido el pleito si el primero le saca una diferencia importante al segundo o si supera el 40% de los votos. Este balotaje, pensado con nombre y apellido para impedir el triunfo de una izquierda en ascenso y perpetuar, así, la centenaria dominación conservadora, creo que con la experiencia de ayer tiene sus días contados.

Es un engendro injusto, anacrónico, inviable e incurable y se ha instalado como una degeneración del sistema.

Habrá que pensar muy pronto en salvar a la democracia de esta presencia arbitraria.

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