Voto en blanco. Peligroso camino con mucho de malestar justificado

En mayo, contra los "mundos aparte"

La designación de Ana Olivera para encabezar la batalla por Montevideo, fue absolutamente limpia y ajustada al estatuto, a pesar de que el texto completo por lo general es desconocido por la mayoría de los frenteamplistas, lo que es grave.

Es como si el dueño de una inmobiliaria no conociera la ley de alquileres o un jugador de fútbol no supiera de la existencia de la ley del «orsay» o que no se puede tocar la pelota con la mano.

El domingo pasado publiqué parte del estatuto «desconocido» (unos seis artículos) en el que se establecen, bajo determinadas condiciones, mecanismos de democracia directa en la interna del FA. Artículos que la dirigencia de los sectores y de los Comité de Base parecen no haber leído nunca.

Pero seamos sinceros y francos: Olivera fue designada sin que se violara el estatuto, a pesar de haber sido leído parcialmente. Se puede recordar que Tabaré Vázquez, Mariano Arana y Ricardo Ehrlich, así como todos los candidatos del interior del país, fueron electos con el mismo espíritu estatutario que se aplicó recientemente. Y nadie pateó porque todo se hizo en apego a la «ley» interna.

¿Por qué el mal humor aparece ahora y no apareció hace 10 años o 20? ¿Recuerdan cuando en 1984 se vetó la candidatura de Hugo Batalla a la Intendencia de Montevideo, quien meses después demostró que era la mayoría electoral dentro del Frente? ¿No ocurrirá lo mismo con Daniel Martínez?

Si lo que pasa hoy, no pasó ayer, es porque la realidad cambió sustancialmente, particularmente en lo que tiene que ver con el ejercicio de la democracia, con las ideas de participación y con el hecho de que el Frente Amplio pasó del 18% del electorado a más del 50% en las últimas dos elecciones.

No es lo mismo crear espacios democráticos para 18 en 100, que para 50. No es lo mismo y por suerte, porque no sólo con los actuales porcentajes se ganan las elecciones (no es un dato menor), sino porque además la construcción de una nueva sociedad es mucho más colectiva y mucho más masiva.

A la vez, en medio de este cambio sustancial, podríamos extendernos sobre las nuevas formas de comunicación, de participación y de incidencia que tienen las mujeres y hombres en la sociedad moderna, donde hay mucha más gente que entra y sale de la política como quien se cambia de camiseta, pero siempre queriendo incidir porque entiende que su palabra vale por encima de las horas anuales que le entrega a la militancia.

Hay que reconocerlo: hoy la gente que nos definimos de izquierda somos mucho más democráticos que en la década del 60. Por lo menos en Uruguay cada día hay menos gente que se emociona con las sociedades del «hombre nuevo», que terminaron en los «sociologismos» de los aparatos partidarios que fracasaron, incluso donde aún no perdieron el poder.

 

Mayo es el debate

Hoy están dados todos los elementos para provocar una nueva reflexión sobre la sociedad que quiere la izquierda uruguaya y a partir de ella establecer qué fuerza política se necesita.

En mayo, en las elecciones municipales, no sólo se juegan dos plazas más, un mejor servicio de transporte, los costos del aparato estatal con cara de municipio, la patente de rodados, el saneamiento y la iluminación que son cosas muy importantes porque hacen a la vida diaria de la gente, sino que es el primer plebiscito que deberá afrontar el gobierno de José Mujica y de todo el Frente Amplio.

Votar en blanco es negarse a seguir incidiendo en la interna y en el país, pero es la vez una postura que lleva al debilitamiento del proyecto progresista. También es la pérdida de una gran oportunidad para encarar las elecciones municipales como un gran debate nacional con los partidos adversarios, a partir de lo municipal y lo local.

En el día de su renuncia al frente de la Intendencia de Maldonado, Oscar de los Santos tiró una línea sobre cómo encarar mayo, sin hacer referencia a las elecciones, porque respetó el recinto laico del municipio.

«Maldonado debe ser un departamento que abra sus brazos para recibir nacionales y extranjeros, que sea capaz de crear una cultura de convivencia, de sentir que el inversor extranjero tiene las mismas posibilidades como tiene por ley el nacional, pero que el trabajador uruguayo o extranjero ­en la medida que se cumpla con la norma laboral­ tiene que tener el mismo derecho porque tenemos más de medio millón de uruguayos en el exterior», señaló.

A la vez agregó que «este departamento a veces tiende a transformarse en un ‘mundo aparte'; estas cuestiones tienen que ver con la cultura del cambio, porque de lo contrario, en definitiva, podremos estar creando riquezas pero estaremos creando una nueva forma de segregación social, y eso lo vamos a combatir en el campo de las ideas», dijo el ex intendente.

Para que no haya «mundos aparte» opuestos al cambio, es que no hay lugar para los votos en blanco en Montevideo, que ha sido la locomotora que por dos veces llevó al FA hasta la estación Suárez.

En mayo hay que ganar intendencias, las más que se puedan porque es parte de la confrontación programática nacional, pero a la vez librando en el campo de las ideas un gran debate sobre cuáles son los horizontes del cambio y cuáles los peligros de la restauración neoliberal. La propuesta también es construir hacia adelante, trabajando por un nuevo estatuto que se va a enriquecer por la propia batalla hacia mayo.

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje