Aclaración. La nota fue incluida en el sitio oficial del Ministerio de Defensa argentino

Armada argentina agradeció desmentido de Uruguay sobre "acoso" a naves uruguayas

La Armada de la República Argentina expresó su agradecimiento al Ministerio de Defensa de Uruguay por aclarar los trascendidos de prensa en las que se aseguraba que el ministro Luis Rosadilla había señalado en el Parlamento que buques de la Armada del vecino país «acosaban» a barcos nacionales.

El Ministerio de Defensa desmintió esa versión 24 horas más tarde de que apareciera publicada la supuesta noticia en un comunicado donde se señaló que «el Secretario de Estado fue categórico en señalar que en ningún momento formuló ese tipo de declaraciones que se le atribuyen».

Este desmentido de Rosadilla fue muy bien visto por la Armada argentina la que aparecía en actitud intimidante hacia buques que navegaban por el Atlántico sur, según la prensa que publicó esa versión no confirmada.

La fuerza de mar del vecino país agradeció la aclaración y solicitó el correspondiente permiso para publicar en su sitio web el desmentido de Rosadilla.

Se vio con buenos ojos también que en la misma página oficial del ministerio de Defensa se publicara el desmentido a las versiones periodísticas.

El desmentido oficial fue el epílogo de un suceso internacional que se desencadenó tras la vigencia desde el pasado 26 de abril del decreto 256/2010 del gobierno de la República Argentina que establece estrictas condicionantes a la navegación en aguas juridiccionales argentinas de aquellos buques que se dirigen a puerto Argentino o puerto Stanley, en las Islas Malvinas.

Desde la vigencia de ese decreto han ocurrido un par de incidentes marítimos que han tenido como protagonistas a naves argentinas y británicas y a buques que venían realizando el servicio marítimo comercial entre Montevideo, Malvinas y Chile.

El decreto 256 habilita al gobierno argentino a intervenir por radio a las naves que se dirigen por el Atlántico Sur al archipiélago y a transportar a un agente marítimo argentino a bordo.

El decreto señala que «todo buque que se proponga transitar entre puertos ubicados en el territorio continental argentino y en las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur deberá solicitar una autorización previa expedida por la autoridad nacional competente».

El primer roce internacional en aguas del Atlántico sur ocurrió el pasado 15 de junio cuando un buque de guerra inglés, que operó incluso en 1982 cuando la guerra de las Malvinas, el HSM York, un destructor Tipo 42 de 5.200 toneladas descubrió a la embarcación de guerra argentina ARA Drummond a unos 16 kilómetros dentro de la zona marítima disputada por el petróleo en las Malvinas.

La tripulación del HSM York monitoreó el progreso del buque argentino antes de enviar una señal de radio para que cambiara de curso.

El ARA Drummond llegó a posicionarse a unos 105 kilómetros de las islas, sobre el mar territorial argentino, antes de cumplir con la orden británica de retirada.

Más cercano en el tiempo se registra el suceso entre el portacontenedores Anja, que cubre el servicio entre Montevideo, Port Stanley y Punta Arenas al servicio de la empresa naviera inglesa South American Atlantic Service (SAAS). Este portacontenedores, con rotación cada 14 días, ofrece conexión de cargas con aquellos puertos. La naviera está habilitada para funcionar legalmente tanto en Uruguay como en Chile y cuenta con agentes que las representan en los dos países. El objeto de este tráfico es satisfacer el abastecimiento de las islas Malvinas, así como la exportación de los productos congelados surgidos en ese lugar. La navegación del Anja fue interceptada semanas atrás por Argentina a la altura del banco inglés, en aguas internacionales, según confirmó el diputado del Partido Colorado José Amy, presidente de la Comisión de Defensa. La operación del portacontenedores «Anja» generaba ganancias cercanas a los US$ 500 mil mensuales.

Ahora esta nave dejó de realizar el circuito marítimo entre Montevideo y las Islas Malvinas. Las razones del cese de las operaciones estarían vinculadas al término del contrato entre el buque y la empresa SAAS, vigente desde mayo de 2009. Sin embargo, fuentes calificadas admiten que la suspensión para recalar en Chile se originaría en los altos costos que implica operar hacia el puerto chileno de Punta Arenas y por las restricciones impuestas por Argentina para transitar por su mar territorial.

La próxima nave que entraría en estas operaciones sería el barco «Scout» que realizaría viajes directos entre Montevideo y Puerto Stanley.

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