La defunción del plan Cardales

Según pudo saber LA REPUBLICA, Cardales sería sustituido por un plan de conectividad universal, es decir llevar Internet a todos los hogares, como ya está planteado en 32 países.

Lo innovador en Cardales era llevar el triple play a todos los hogares. Un plan de conectividad universal resulta ser muy buena cosa, pero nada innovador. Las autoridades gubernamentales habrían decidido «no meterse en el negocio de los cableros», dijeron las fuentes. Resulta seguro que los concesionarios de los canales de televisión se aprestan a «colaborar gentilmente con este despliegue nacional, ya que la red de cable tiene mayor penetración que la de Anteldata. El negocio vuelve seguramente a los empresarios del cable.

Durante la presidencia de Antel de la ingeniería María Simón, hubo intensas negociaciones para lograr la «complementación de redes» entre los principales cableoperadores (vinculados a los canales 4, 10 y 12) y Antel. El canal 10 firmó un acuerdo, por el cual los productos de acceso a Internet (ADSL) de Antel y el servicio de TV cable que ofrece TCC se ofertan de manera conjunta y complementaria. En cambio, Montecable (Canal 4) y Riselco (Canal 12) se negaron a firmar el acuerdo.

Por el contrario apostaron a ofrecer ellos mismos servicios de acceso a Internet a través de una tecnología conocida como «cablemódem», que permite, en algunas regiones del país (fundamentalmente en los barrios más favorecidos de Montevideo) ofrecer acceso a Internet en la TV, a través de la red coaxial, de la red de TV cable. Esto supone un producto competitivo con el ADSL de Antel y viable técnicamente en un sector considerado el más redituable del mercado. Su instalación podría suponer un fenómeno de «descreme» del mercado por parte de los cableoperadores, tomando para sí los sectores más pudientes y relegando a Antel a los sectores de menores recursos. Un fuerte rumor se instaló hace poco en el mercado regional sobre un pre-acuerdo de venta y/o acción conjunta entre estos cableoperadores, el grupo Clarín y el grupo Slim. Esto significaba un riesgo enorme de entregar la flor y nata del mercado de las telecomunicaciones uruguayas a un grupo multinacional incontrolable para un país de la escala del Uruguay. Pero además significaba seguir torpedeando bajo la línea de flotación a Antel, principal empresa pública de nuestro país en aportes a Rentas Generales, apoyo a la educación, cultura, inclusión social, etc.

Para poder ofrecer el servicio de «Cablemódem» los cableoperadores debían recibir una licencia por parte de la Ursec, las que pueden ser revocadas por parte del Poder Ejecutivo. Aunque existen diversas versiones, al menos una o dos veces se concedieron dichas licencias y fueron revocadas por el presidente Tabaré Vázquez. Entre quienes se movilizaron para gestar la reacción presidencial durante el anterior gobierno se cuentan la ingeniera María Simon, el ingeniero Daniel Martínez, el doctor Edgardo Carvalho y el doctor Gonzalo Perera. Fue aparentemente tras la revocación de las licencias a Montecable y Riselco ocurrida a mediados del año 2008, que el entonces vicepresidente de Antel, Gonzalo Perera habría manifestado a sus colaboradores más cercanos la convicción de que Antel no podía seguir a la defensiva, o que en todo caso «no hay mejor defensa que un buen ataque» (sic). Según su lógica, debían invertirse los términos, Antel debía proponer al gobierno una política nacional de acceso al triple play (telefonía, Internet y TV interactiva en un mismo dispositivo), con fuerte liderazgo de la propia Antel y objetivo de universalización de este servicio (no de mera atención de los sectores más pudientes) dejar a los privados en la situación de deber reaccionar ante esta avanzada. Se habría redactado un documento primario sobre este plan, donde Perera habría contado con la colaboración de algunos técnicos de su confianza que se reunieron con él en una casa de familia para discutir su visión. Con ajustes sucesivos en sus nombres, Perera finalmente propone Cardales, que es a la vez acrónimo descriptivo del plan y homenaje a Villa Cardal, como natural continuación del espíritu del Ceibal. Aprobado por unanimidad en el Directorio de Antel y recibido con beneplácito por el entonces ministro de Industria, Daniel Martínez, Cardales llegaba al presidente Tabaré Vázquez, quien le dio su visto bueno y lo anunció a fines de diciembre.

 

Primeras escaramuzas

Cardales es encomendado por el entonces presidente de la República Tabaré Vázquez a una comisión presidida por Miguel Brechner (ex presidente del LATU), los ministerios de Industria, de Economía, de Cultura, Antel y el entonces pro-secretario de la Presidencia, licenciado Jorge Vázquez. Esta comisión invitó también a varios técnicos y tenía delegados alternos para no interrumpir su trabajo por complicaciones de agenda. En el medio privado, inicialmente se tomó la iniciativa con sorpresa. El rápido conocimiento del rol desempeñado por Perera despertó suspicacia, ya que el ex-vicepresidente era considero «estatista» y «monopolista», y había protagonizado enfrentamientos por los medios con los competidores de Antel. Cundió la sospecha, tal cual expresara un reconocido empresario que «Cardales no fue más que una pícara jugada de Perera para comprarle tiempo a Antel para desplegar antes su oferta de triple play». En enero de 2009, dos hechos soprendentes empiezan a marcar fricciones en el desarrollo de Cardales. Perera estaba concurriendo a la comisión de Cardales y tras una de ellas, comunicó a sus colaboradores que estaba «fuera».

Perera se habría ofrecido a colaborar con las comisiones técnicas que debían avanzar sobre los detalles del Plan durante el verano y fue rechazado por alguno de los participantes. Por otra parte, en las tolderías de la Juventud Socialista, Daniel Martínez describió a Cardales como una idea del compañero Gonzalo Perera destinada a fortalecer la difícil situación de Antel. En las tolderías había periodistas presentes, que al divulgar las declaraciones, daban por ratificadas las suspicacias de los actores privados.