B' nai B 'rith. El ex presidente fue el orador central en La Noche de los Cristales Rotos

Vázquez: "el pasado no muere ni descansa"

«Decir ‘nunca más’ es sencillo. Lo difícil es hacerlo realidad cotidiana».

Cargado de citas sobre el pasado y el futuro, el ex presidente Tabaré Vázquez fue el orador central en la recordación en la B’nai B’rith de la Noche de los Cristales Rotos, prolegómeno del Holocausto judío. «Estamos aquí por el ‘nunca más’, que es fácil decirlo pero difícil hacerlo cotidiano», confesó.

Iluminado por el Menorá, el candelabro judío de siete brazos que anoche procedieron a encender algunos sobrevivientes del Holocausto, el ex presidente Tabaré Vázquez dijo que «sin paz, solidaridad, libertad y justicia, la vida es apenas una antesala para la muerte».

Vázquez fue ayer el orador principal en los actos recordatorios por La Noche de los Cristales Rotos organizada por la B’nai B’rith y anunció que iba a hacer una excepción en su mensaje. Se lo dedicó a tres uruguayos que por diferentes razones estuvieron directamente ligados a la primogénita acción represiva del nazismo contra los judíos de la que anoche se conmemoraron 72 años.

«Nunca dedico un mensaje pero hoy haré una excepción. Mi intervención se la dedicaré a Ana Valov, niña nacida en Uruguay en febrero de 1930 emigrada a Hungría, tomada prisionera por los nazis y remitida al campo de concentración de Auschwitz donde murió a fines de 1944. Era tan solo una niña. Y a dos personas más: Florentino Ribas y Carlos Gurméndez; diplomáticos uruguayos acreditados en Alemania y Holanda que ayudaron asilando y evacuando a centenares de judíos perseguidos en aquellos países», relató. «Hicieron estos diplomáticos y muchos funcionarios más lo que tenían que hacer y, sin embargo, por lo hecho se les aplicaron observaciones y amonestaciones administrativas. La verdad a veces duele pero hay que decirla. Ellos cumplieron con el más hermoso de los oficios: el de ser profundamente humanos».

Vázquez reconoció en esos tres uruguayos a todos aquellos que «enfrentaron la barbarie por la vida, la paz, la democracia, la justicia y la solidaridad, porque ­dijo­ sin ninguna de ellas, la vida es apenas una antesala para la muerte».

El discurso del ex presidente estuvo plagado de referencias ilustrativas vinculadas entre el pasado y el futuro. La cultura y el desarrollo. El gradualismo político y la democracia.

«Esta es una noche muy propicia para hablar de principios y valores», destacó Vázquez que fue seguido en unánime silencio por una sala repleta de figuras del ámbito político y cultural, «porque todos los aquí presentes sabemos lo sucedido en aquella noche entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938. No fueron hechos aislados e inesperados, porque en el devenir de la sociedades y la humanidad, el margen de la casualidad y la sorpresa es muy angosto y los atajos no existen».

«Por eso ­convocó Vázquez­ esta noche es muy propicia para que nos detengamos a reflexionar sobre principios y valores».

Citando casi en forma reiterada frases de pensadores de origen judío que padecieron las consecuencias de la represión nazi, Vázquez sostuvo que «el pasado no muere ni descansa, como dijo Merck Roj, el historiador francés de origen judío que escribió en su celda mientras esperaba su ejecución, que la incomprensión del presente es producto del desconocimiento del pasado».

Vázquez destacó que «estamos aquí por el ‘nunca más’. Nunca más holocausto, intolerancia, violencia, discriminación. Nunca más noche de los cristales rotos. Nunca más de ningún tipo», remarcó.

«Decir ‘nunca más’ es relativamente sencillo. Lo difícil es hacerlo realidad cotidiana (porque) basta echar una mirada a la realidad mundial actual para constatarlo. Parecería que tenemos poca memoria, o memoria selectiva o dificultades de aprendizaje».

 

El futuro

Pero el ex presidente en su mensaje, estribó en el pasado para proyectarse al futuro.

«El futuro se modela sin modelos, ni verdades reveladas ni nadie tiene sus planos», dijo.

Citando a Hanna Harentz, Vázquez sentenció que «pese a todo, los seres humanos somos aún capaces de soñar con un futuro mejor porque somos los únicos seres conscientes de ser mortales, somos seres con esperanza de un futuro mejor (porque) el pasado no es una carga, sino una fuerza y que siendo fundamental, no es suficiente. El pasado es una herencia que recibimos sin testamento y sin elegirlo, pero el futuro es un legado sobre el cual sí podemos y debemos decidir».

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