Juan Gelman. Con matices, la emprendió contra Vázquez, Breccia, Huidobro, Batlle y el diario El País

En Uruguay "se impide la verdad"

Contundente y lacerante el poeta argentino Juan Gelman sentenció en un reportaje que concediera al diario Página/12 que cuando fue presidente, Tabaré Vázquez «no hizo nada» para que avanzara la investigación por la desaparición de su nuera, María Claudia García Iruretagoyena. También habló sobre el ex presidente Jorge Batlle, del secretario de la presidencia Alberto Breccia y del senador Eleuterio Fernández Huidobro.

Dijo que si el Estado uruguayo no atiende la condena de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que seguramente sobrevendrá motivada fundamentalmente por el mantenimiento de la ley de Caducidad en el orden jurídico nacional, el país se colocaría en una «posición humillante» ante el mundo. En el reportaje, Gelman repasa los caminos que lo llevaron a él y a su nieta Macarena a presentar el caso en los estrados internacionales, una vez agotadas las instancias en Uruguay. Repudia a quienes sostienen que lo que la familia Gelman pretende con este juicio que inició contra el Estado uruguayo, es solamente dinero.

Precisamente, en un pasaje de la entrevista señala que «el secretario de la Presidencia, Alberto Breccia, en una campaña perversa, dice que lo único que se trata es de dinero.

El primero que lo dijo fue Fernández Huidobro. De eso, se hizo eco el diario de derecha El País, por ahí también se habló de que queríamos humillar a Uruguay como si eso fuera el propósito. Son cosas de guerra sucia que los que se oponen ahora a la aprobación del proyecto de ley sufrieron en carne propia. Deben haber aprendido mucho. Breccia utiliza el argumento de que hubo dos consultas populares que no lograron la anulación de la Ley de Caducidad», sostiene, para recordar que «como planteó el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana Santiago Cantón, hay temas que no son plebiscitarios porque son responsabilidad del Estado. A nadie se le ocurriría plebiscitar si tiene que haber libertad de prensa o no, si tiene que haber pobreza o no o si tiene que haber justicia o no, son responsabilidades institucionales del Estado que se deben cumplir».

Gelman aclara una vez más que lo que se reclama es que la Corte Interamericana «conmine» a Uruguay a cumplir los tratados internacionales a los que el país adhirió de la Convención Americana de Derechos Humanos y la Convención Interamericana sobre la Desaparición Forzada. Estos declaran que «no son prescriptibles los crímenes de lesa humanidad». Gelman destaca que el Estado uruguayo «ha adherido y ratificado esos pactos.

Pedimos lo que pedimos toda la vida, que se investigue a fondo la suerte de mi nuera y eventualmente que se encuentren los restos».

 

«Vázquez no hizo nada»

El poeta argentino aclara que en la demanda internacional a Uruguay se comprenderá a todas las instituciones del Estado. «No sólo como el Ejecutivo, sino como el Parlamento, la Justicia». Recuerda que el ex presidente Julio María Sanguinetti «sabía perfectamente quién tenía a mi nieta y se quejó porque según él yo le había dado solamente cuatro meses para averiguarlo». Relata que él había encontrado a su nieta Macarena «a fines de 1999 y a través de un intermediario nos pusimos en contacto con la señora que la crió». «El presidente Batlle (…) a fin de marzo (del año 2000) nos quiso ver inmediatamente porque alguien le había dicho que habíamos encontrado a mi nieta y él entonces hizo la investigación con un militar y quería hacer el anuncio público. Claro que Batlle lo hizo con un fin político».

Cuando llega el año 2005, Gelman reconoce que «hubo un cambio» cuando Tabaré Vázquez asumió la Presidencia y anunció que retiraba de la Ley de Caducidad el caso de su nuera (pero) «Vázquez no hizo nada para que la investigación continuara. Tabaré ordenó una excavación en la que se produjo una escena terrible.

En el Batallón 14, el comandante en jefe del Ejército, el general (Angel) Bertolotti, le dijo a mi nieta que en un círculo de un radio de cinco metros estaban, con un 99,9 por ciento de probabilidad, los restos de su madre.

No encontraron nada, el gobierno cesó las excavaciones. En el mejor de los casos hubo una ingenuidad de Tabaré que supuso que el Ejército, al cual ordenó la investigación, iba a denunciarse a sí mismo, cosa que no sucede en ninguna parte. Hay una suerte de tejido cívico militar que incluye a jueces, políticos, que impide el conocimiento de la verdad».

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