Rosadilla. Se suprimirían 23 de los 38 y lo ahorrado ­U$S 6 millones­ se destinará a mejorar salarios

Defensa elimina agregadurías militares y pone en venta inmuebles en el exterior

­¿Qué ideas hay sobre el proyecto de FFAA acorde al Uruguay del presente?

­Sí, ideas por supuesto que hay. De hecho en las tres fuerzas hace tiempo que se viene trabajando sobre propuestas para ese proceso de debate, de construcción común, que no más allá de noviembre del año próximo va a estar a disposición de la sociedad uruguaya y del sistema político. El ministro también tiene sus ideas, por supuesto y hay otros trabajos que se han ido sumando y tomando como insumos para esta tarea. Pero, en realidad, si queremos llegar a un objetivo tenemos que hacerlo a través de un método de base científica. Por lo tanto, lo primero que hay que establecer es exactamente cuáles son las misiones que creemos que las FFAA deben desarrollar. ¿Qué es lo que le vamos a pedir a las FFAA? ¿Qué es lo que la sociedad uruguaya, a través del sistema político, pretende que las FFAA hagan? Establecido ese elemento indispensable, veremos, a partir de ahí, los instrumentos y las FFAA que actualmente tenemos, qué debe permanecer, qué debe cambiar, en qué sentido deben ser esos cambios. En general cuando se me pregunta sobre este tema, se me interroga sobre este tema es si las FFAA tienen que reducirse y cuánto. Ese es un aspecto que va a incluirse en este proceso de transformación. Obviamente que todos los indicadores que actualmente tenemos sobre la mesa, van en el sentido de una reducción numérica de las FFAA. Tenemos que tener en cuenta que una reducción numérica tiene que tener un programa. No se puede hablar de una reducción numérica y establecerla en miles de tal en el aire, sin haber definido previamente el qué, el cómo y el cuándo. Además hay que tener en cuenta particularmente las contingencias sociales, particularmente en el interior del país, como consecuencia de la disminución numérica y del eventual cierre de unidades que pueda haber.

­Se ha hablado del pasaje de soldados de las FFAA a la Policía.

­Ese es un tema que ha creado cierta confusión. El Poder Ejecutivo no ha determinado ningún pasaje de soldados a la Policía. Lo que sí se ha establecido es que en función de las vacantes que se abren en la Policía nacional, del proceso de aumento salarial que efectivamente la Policía va a tener y la conocida brecha salarial que existe y que hasta puede incrementarse entre policías y soldados, está dentro de determinada lógica que haya efectivos militares que quieran pasar a la Policía, cosa que sucede hoy y que sucedió siempre. Militares que se ven tentados por mejores condiciones salariales, de trabajo, de vida, de vivienda o lo que fuere para pasar a la Policía. Previendo eso, se ha tratado de establecer una coordinación con el Ministerio del Interior para que si ese pasaje se da, sea lo más coordinado y ordenado posible. La decisión de abandonar las FFAA y eventualmente integrarse a la Policía dependerá de cada soldado, voluntariamente, una vez finalizado su contrato y entonces podrá hacer la opción.

­De todos modos el comandante Washington Rosales habló de cierre de unidades, al menos en el ejército.

­Yo he leído con atención el reportaje al que usted hace referencia y el comandante habló como eventuales elementos a tener en cuenta en este proceso de reformas. Es evidente que si vamos hacia un proceso, como todos los indicios marcan, de reducción importante de las fuerzas, eso necesariamente nos va a conducir al cierre de ciertas unidades.

­Pero no están determinadas cuáles.

­No, ni lejanamente, como no está determinada la cantidad de reducción que se va a llevar adelante en cada fuerza, ni en qué ámbitos ni de qué tipo. Reitero, lo primero no es la carreta sino los bueyes. Por tanto, lo primero es saber qué le pedimos a las FFAA. También se ha hablado del tema de las misiones de paz. Efectivamente es un tema que hay que tomar y analizarlo. Uruguay es el país que contribuye a las misiones de paz con mayor cantidad de efectivos proporcionalmente al número de habitantes del país y a las fuerzas. Nosotros lo hacemos convencidos que esto es parte de la política exterior uruguaya, pero también hay que ser claros, lo dice la Ley de Defensa y la lógica pura, que estas acciones militares que se llevan adelante bajo el marco de las Naciones Unidas deben hacerse sin detrimento de lo que son las misiones propias de las FFAA en su propio país.

­También un problema de costos, porque se habla de los gastos que nuestro Estado tiene. ¿Cuál es el balance entre lo que las Naciones Unidas aportan y el costo del Estado?

­En esto no se pueden hacer cuentas de bolichero. El Uruguay tiene que asumir a plenitud el desplegar más de 2.500 efectivos, como actualmente tenemos en el exterior del país y hay otros 2.500 que se están preparando para ir. Por lo tanto no están al servicio de sus fuerzas. Cuando unos regresan tienen un período de descanso, de recuperación de misiones extenuantes y largas. Por lo tanto hay costos. Comencemos por el primero: esto significa tener entre el 15 y el 20% del personal, que aquí se paga, se instruye y mantiene al servicio de las Naciones Unidas. Si lo miramos desde el punto de vista empresarial es como si el 15 al 20% del personal de una empresa estuviera trabajando en otra empresa.

­Pero las Naciones Unidas remuneran parte de ese costo, más allá de las demoras que han existido.

­Sí, pero aquí a esos soldados se les sigue pagando y con incrementos. Se les paga una vez y media el sueldo cuando están en misiones de paz. Lo que hace Naciones Unidas es un pago extraordinario, que ellos llaman viáticos, pero el soldado sigue cobrando en Uruguay con un incremento del 50%, lo cual me parece justo porque el esfuerzo que se les solicita es muy importante. Por lo tanto también hay costos financieros para el Estado uruguayo. Naciones Unidas no sustituye al Estado uruguayo en el pago del sueldo. Esa es una confusión que hay que despejar. Luego hay costos desde el punto de vista material.

­Se habla que la flota es obsoleta, material fuera de servicio y no hay repuestos.

­No, Naciones Unidas paga por el material que se usa y su mantenimiento, tal y como ese material ha sido valorado.

­Hay versiones que indican que se suprimirán agregadurías militares, ¿es cierto? Incluso que en Estados Unidos y Argentina hay edificios a la venta donde vivían esos agregados.

­Es así. Hace varios meses que anunciamos que el conjunto del sistema de agregadurías militares iba a ser suprimido. Antes del 15 de enero vamos a tener el nuevo diseño de las agregadurías militares o de defensa en el exterior del país.

­¿Cuál es la diferencia?

­Es notoria. Defensa es mucho más amplio que FFAA. Es una confusión muy común en la sociedad uruguaya, asimilar Defensa a uniforme militar. Las FFAA son una parte central, importantísima de la Defensa pero no son el único actor. En la Defensa también hay muchos actores civiles y los habrá más, lo que no implica ni una competencia, ni desdeñar al actor militar. Es más, lo lógico, es que durante bastante tiempo, las agregadurías de Defensa sigan estando ocupadas por militares en actividad, pero no necesariamente siempre eso va a ser así.

­¿Se puede estimar cuántas agregadurías se van a suprimir?

­En el proyecto que estamos manejando, de las 38 que existían cuando nosotros asumimos, vamos a mantener alrededor de 15 agregadurías.

­¿Y con las ventas de esas viviendas cuánto se va a ahorrar?

­La supresión de agregadurías implica una reestructura de los costos que éstas tenían. Por lo tanto hay viviendas que dejan de tener sentido. Pero además hay costos y beneficios de tener viviendas en propiedad o eventualmente pagar alquileres para los funcionarios que desarrollan esa función. Hoy ya está definida la venta de dos viviendas (Argentina y EEUU), pero vendrán más. Este es un proceso que ya comenzó y va a llevar tiempo terminar. Para fines de este año se ahorrarán unos U$S 3 millones y cuando finalice este proceso estaremos entre los U$S 5,5 y 6 millones d
e ahorro. Estos ahorros irán a mejorar el salario del personal.

­¿De dónde provienen los fondos para los aumentos actuales?

­Los aumentos que se pueden otorgar desde este mismo mes de enero, de $ 500, provienen de 960 vacantes que no se llenaron, de U$S 3 millones que no se van a gastar en agregadurías y en unos $ 40 millones más que el Ministerio del Interior nos transfiere por servicios que el Ministerio de Defensa le va a prestar. Con eso hacemos el paquete de algo más de $ 200 millones que se necesitan anualmente por cada $ 500 de aumento al personal. El gobierno ha asumido su compromiso con el aumento salarial. El aumento del 33% supone pasar de unos $ 6.000 a $ 8.000. Reconocemos que esto no es tocar el cielo con las manos pero sobre todo es el quiebre de un proceso. Yo le preguntaba hoy a un general, con el que tuve una reunión, si él recordaba que en los últimos 25 años, alguna vez hubo un aumento a la base del salario, no como partida, de esta magnitud y reconoció que no. Una cosa es una partida que con el tiempo se va desvalorizando y otra es aumentar la base salarial. Dejando de lado el ajuste legal hay una recuperación de alrededor de un 27% que se está otorgando. Es muy fuerte señal pero además ya se anunció que en los próximos años va a haber nuevos aumentos.

­¿Los aumentos incluyen hasta el grado de capitán inclusive?

­Sí y quiero subrayar algo que no ha sido suficientemente destacado. El Presupuesto le da al Ministerio de Defensa un elemento muy importante que significa que las economías que se realicen en la cartera, lo que no se ejecute, no vuelve a la bolsa de Rentas Generales ni se le baja como línea de inicio del Presupuesto del año siguiente, sino que se mantiene y se reasignan esos rubros, incluido para gastos salariales. Son U$S 10 millones por año.

­El presidente Mujica ha hablado de la participación de las FFAA por ejemplo para la construcción de viviendas, ¿qué puede haber sobre eso?

­Esas son tareas subsidiarias, eventuales y siempre episódicas. En principio, yo creo que debe cuidarse mucho el empleo de las FFAA. Deben emplearse para su misión esencial, para las que están preparadas, instruidas y diseñadas. Excepcionalmente pueden ser llamadas para otro tipo de tareas que básicamente las vinculo con tareas de emergencia. La vivienda es una emergencia, por lo tanto la propuesta del Presidente de combinar recursos humanos de las FFAA con el conjunto de otros recursos del Estado para un fuerte impulso en materia de vivienda, me parece un planteo de recibo. Cómo no va a ser una emergencia la situación en la que viven decenas de miles de uruguayos, incluido mucho personal de las FFAA. Sucede que nosotros tenemos la idea de emergencia muy vinculada al hecho catastrófico que en uno, dos o tres días destroza con vientos una ciudad o las crecientes de un río inunda ciudades o como cuando la aftosa atacó al ganado uruguayo.

La emergencia en materia de vivienda se viene acumulando durante décadas. Las FFAA ya desarrollan una enorme cantidad de tareas subsidiarias en permanencia. En este momento, además de las conocidas guardias perimetrales en las cárceles, en apoyo a una emergencia carcelaria que ya lleva 13 años, estamos apoyando al Mides por un problema que hubo en uno de los comedores que proveía de comida a los refugios nocturnos. Las FFAA están proveyendo allí la comida para unas 500 personas desde hace dos o tres días. En los inviernos ni hablar. El año que viene vamos a colaborar con el Censo Agropecuario, pero también el Instituto Nacional de Estadística nos pidió colaboración para el Censo Nacional. Son variadísimas las actividades en las cuales permanentemente se está prestando apoyo. Pero también nuestras condiciones tienen un límite.

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