Contiene 40 artículos. Se mantiene la figura del coordinador; se reformulan la Dinacie y la DNII

Mujica tiene en su escritorio texto del nuevo proyecto de Inteligencia

El Poder Ejecutivo se apresta a enviar al Parlamento un proyecto de ley de Inteligencia del Estado, que reformula al actual sistema y se enmarca en las iniciativas gubernamentales tendientes a modernizar a todos los servicios de seguridad públicos.

La iniciativa de unos 40 artículos, pone a un civil al frente de la Direccion Nacional de la Inteligencia del estado (Dinacie) cuando hasta ahora la dirigía un oficial general que rotaba entre las tres armas. Además, se elimina el Departamento 3 (Inteligencia Interna), ya que los militares no tendrán competencia dentro del país, sino en inteligencia estratégica. La labor interna queda a cargo de la Policía.

El proyecto ha sido considerado en reuniones celebradas en las ultimas semanas por delegados de varias carteras ministeriales (Interior, Defensa Nacional, Relaciones Exteriores, Economía y Finanzas), y seria abordado ahora por el gabinete de seguridad.

Fuentes del gobierno dijeron a LA REPUBLICA que el articulado define con claridad cuáles son los objetivos de toda labor de inteligencia, su modo de estructuración, los procedimientos que deben seguir cada uno de los servicios, la forma en que se protegerán los derechos de los ciudadanos.

La iniciativa tomará estado público en marzo, mes en el que empezará a funcionar en el edificio de la Dirección Nacional de la Inteligencia del Estado (Dinacie) de Luis Alberto de Herrera y Monte Caseros, el Estado Mayor de la Defensa (Esmade), creado por la Ley de Defensa Nacional (18.650) de marzo de 2010.

El Esmade, a cuyo frente se encuentra el general del aire José Bonilla, ocupará el corazón del amplio local de dos pisos que fue desde fines de la década de 1970 asiento de la Inteligencia Militar (Servicio de Información de Defensa, Sid), con sus clásicos tres departamentos: inteligencia interior, inteligencia exterior y operaciones. En 1986, la institución paso a llamarse Servicio de Información de las Fuerzas Armadas (Siffa). A su frente siempre hubo un oficial general, aunque rotaron sus principales jerarcas cada dos años entre las tres ramas castrenses (Ejercito, Armada, Fuerza Aérea).

Cada una de las fuerzas armadas tiene su propio departamento especializado de inteligencia (el número dos de sus respectivos Estados Mayores), así como la Prefectura Nacional Naval, pero era en el SID o en el Siffa, posteriormente, donde se concentraban los principales analistas y se cumplían los «trabajos de campo» más complejos, según las fuentes.

Por otro lado, en el área del Ministerio del Interior existía una Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII), que surgió en la convulsa década de los 60 y se convirtió durante el ciclo dictatorial (1973-1985), en «política política» del régimen.

En diciembre de 1999, en uno de sus últimos decretos, el presidente Julio Sanguinetti aprobó un decreto creando un organismo centralizador de todas las agencias de inteligencia que funcionan en la órbita del Estado. A las diferentes ramas militares y policiales, sumaba a oficinas de la cancillería (como la Dirección general de Asuntos Políticos), la Aduana, la oficina de información financiera del Banco Central, entre otras. Todos integraban, en los hechos, lo que se denomina «la comunidad de Inteligencia». Su nombre fue el de Dirección Nacional de Inteligencia del Estado (Dinacie).

Según la resolución, la Dinacie se organizaría en cinco divisiones (Inteligencia Interior, exterior, técnica y operativa, administrativa y sistemas), tendría a su frente a un oficial general rotativo entre las FFAA (el primero fue el general Francisco Wins), y buscaría reunir «la mayor Inteligencia posible», para informar convenientemente al gobierno sobre la realidad local e internacional. El decreto creó, asimismo, un escalafón de especialistas en Inteligencia (20 oficiales).

La intención que animaba a la administración colorada era la de racionalizar a los servicios y evitar las pujas existentes entre la Inteligencia militar y la policial. Lo que se conoce en esos ambientes como «el chacrismo».

Pero a poco de conocerse el decreto, irrumpió en escena el jefe de la DNII (la Inteligencia policial, cuya sede funciona en la calle Maldonado), inspector Luis Pereira Saldías, quien en declaraciones a la prensa dijo que un sistema de Inteligencia no podía surgir de un decreto, sino que era necesario contar con una ley, que fuera el corolario de amplios consensos entre todas las fuerzas políticas.

Pese a los cuestionamientos, la Dinacie se consolidó en los hechos, aunque la DNII igual tuvo emprendimientos propios importantes, como haber participado en setiembre de 2004 en la creación del proyecto de coordinación antiterrorista Amazon, promovido por Interpol (la policía internacional, con sede en París, que reúne a los servicios policiales de 176 países).

La necesidad de buscar una coordinación real de los distintos servicios, para que proporcionen insumos necesarios en toda toma de decisiones gubernativa (Inteligencia estratégica), empujó al presidente Tabaré Vázquez a crear la figura del coordinador, en uno de los artículos de la Ley de Presupuesto quinquenal (17.930), promulgada en enero de 2006. El cargo, sin embargo, no fue cubierto. Esto ocurrió en realidad en marzo de 2010, al ser nombrado Augusto Gregori Souto, quien ocupó una oficina en el piso 11 de la Torre Ejecutiva.

En los meses siguientes, el gobierno empezó a trabajar en la redacción de un proyecto de Ley de Inteligencia (lo que fue reconocido públicamente por el ministro del Interior, Eduardo Bonomi), y voceros de los partidos de la oposición manifestaron en el Parlamento la necesidad de que hubiera un marco jurídico que delimitara las competencias del coordinador, y permitiera una adecuada supervisión por parte de alguna comisión legislativa especializada.

El proyecto de ley, al que sólo le faltan algunos ajustes de forma, está pronto, y se aguarda para marzo su envío al Parlamento, dijeron las fuentes a LA REPUBLICA. El nuevo sistema establece que habrá un coordinador, que será quien informará al Presidente de la República, de estudios y análisis prospectivos que articule la comunidad de Inteligencia, conformada por todas las agencias actuales (en el caso del Ministerio del Interior, aparte de la DNII, hay otras ramas especializadas que hacen Inteligencia, por ejemplo la de represión del narcotráfico).

La Dinacie hará Inteligencia Estratégica mientras que la DNII se encargará de los asuntos referidos al ámbito local. Esto significa que desaparece el Departamento 3, de Operaciones, que cumplía tareas internas, dijeron las fuentes. El general Juan Villagrán, que en diciembre se hizo cargo del comando de la División de Ejército III (todas las unidades al norte del río Negro), puede convertirse en el último general que dirigió a la Dinacie. En la actualidad, a cargo del servicio hay un coronel, y sus 200 funcionarios están concentrados en el ala posterior del edificio, con entrada por Monte Caseros.

En la cartera de Defensa Nacional se evalúa un posible traslado de este servicio a un local situado en una zona menos pública, y no está definido aún quién estará a su frente. Hoy está el coronel Gonzalo Pérez, según la página web del Ejército. «Lo que está claro, es que la Dinacie se encarga de los análisis, de cuestiones vinculadas a la inteligencia estratégica; no de operaciones internas, de la Inteligencia interior; eso es parte de la labor policial», dijeron las fuentes.

«El Estado moderno requiere de una Inteligencia estratégica cada vez más elaborada, por lo que nosotros prevemos una gradual incorporación de civiles de alta calificación, que hagan aportes en cada una de las mesas de estudio», añadieron.

 

El Esmade

Como un hecho cargado de simbolismo, el 2 de marzo se abrirán las puertas del Estado Mayor de la Defensa (Esmade), en la edificación principal que ocupara la Dinacie, con frente a Luis Alberto de Herrera casi Monte Caseros. La repartición estaba funcio
nando desde finales de 2010 en el piso 9 de la Torre Ejecutiva, sede de la Presidencia de la República.

Conjuntamente con Bonilla, que fue el comandante de la aeronáutica militar hasta setiembre de 2010, actúa como jefe operativo,el general José Burone, quien ha sido jefe del Estado Mayor del Ejército.

Entre sus cometidos, el Esmade, que debe estudiar la reconfiguración de las Fuerzas Armadas, se encarga de la «planificación y coordinación de operaciones conjuntas y/o combinadas, centralizando en su organización los diferentes asuntos vinculados con la inteligencia militar; así como la actuación de los agregados de Defensa de la República, acreditados ante gobiernos extranjeros» (articulo 16, de la Ley de Defensa).

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