Militares, ¿para qué? Entrevista con el general del aire Bonilla, jefe del Estado Mayor de la Defensa

Claves de la reforma de las FFAA

En su primer reportaje a un medio de comunicación tras su asunción como primer jefe del Estado Mayor de la Defensa (Esmade), el general del aire José Bonilla recibió a LA REPUBLICA en el único despacho de la flamante sede de la institución que dirige, que cuenta con un escritorio y unas pocas sillas.

«Espero que antes de terminar marzo esto esté amoblado y podamos instalarnos definitivamente», comentó con expresión optimista.

Bonilla, quien comandó a la Fuerza Aérea (FAU) hasta octubre del año pasado, tiene la enorme responsabilidad de conducir el proceso de definición de una propuesta global de reformulación de las Fuerzas Armadas (FFAA) al 1º de noviembre.

El miércoles 2 el ministro de Defensa Nacional, Luis Rosadilla, le entregó simbólicamente la llave del local, en Luis Alberto de Herrera y Monte Caseros, donde desde hacía algo más de tres décadas funcionaba el corazón jerárquico de la inteligencia militar. La austeridad fue la nota dominante del acto.

«Como ocurre en casi todo el mundo, lo que buscamos es adecuar a nuestras FFAA, racionalizar sus recursos y medios, siguiendo el criterio de la eficiencia conjunta entre Ejército, Armada y Fuerza Aérea», subrayó el general de 59 años, que fue en el pasado agregado militar en España.

Consultado acerca de las ideas-fuerza dominantes en esta reforma, indicó que en la actualidad el conjunto de las FFAA tiene «un sistema de armas muy vetusto», con una «capacidad operativa real reducida», y es necesario ir a la reformulación y la coordinación, por ejemplo «en los sistemas de enseñanza». «Me imagino en el futuro que habrá una sola Escuela de Estado Mayor y no tres como en la actualidad».

«Cuando yo era comandante de la fuerza Aérea, solo del 20% al 25% de sus aviones ­que tienen un promedio de 30 años, son muy antiguos­ estaban en plena operatividad; una aeronáutica, para ser creíble, tiene que contar con una flota operativa de no menos del 75%», subrayó.

Añadió que el presupuesto destinado a Defensa resultó «escaso», al haber sido priorizados gastos e inversiones referidos a la acción social y la educación pública.

En relación al número de efectivos actual de las FFAA, consideradas como las más numerosas de la región teniendo en cuenta la población y la superficie del país, el titular del Esmade señaló que hay una previsión presupuestal de reducción máxima de efectivos (ver recuadro), pero que es necesario manejarse con «prudencia», dadas las necesidades existentes en la actualidad, que en muchos casos son nuevas.

«Tenemos que tener en cuenta que en las misiones de paz de Naciones Unidas hay 2.500 hombres; otros 2.500 se están preparando para los relevos periódicos; los militares están en las cárceles, con nuevas misiones, y eso implica algo mas de mil hombres. Todo eso hay que evaluarlo convenientemente».

Con respecto al despliegue territorial de las unidades militares, que no varió sustancialmente en las últimas siete décadas (Ejército organizado en cuatro regiones y con presencia en todos los departamentos), Bonilla dijo que todo esto forma parte del análisis, contemplando todas las realidades y la dimensión humana del problema.

«Existe una fuerte concentración en Montevideo y Canelones. Quizá se puedan unir unidades de Montevideo con otras que están en el Interior. Lo ideal son unidades concentradas, con rápida movilidad, con posibilidades de sustentabilidad por 6 u 8 días y la existencia de compañías desplegadas donde antes había concentraciones importantes».

Para el jefe del Esmade hay que buscar adecuar estructuras, minimizar gastos, recurriendo a la experiencia de lo que viene ocurriendo en las Fuerzas Armadas del mundo, especialmente después de finalizar la Guerra Fría (1991). «Acabo de llegar de Inglaterra. Estuve estudiando cómo funciona el mando coordinado de sus FFAA. Todos, por ejemplo, comíamos en un mismo comedor. Me imagino en el futuro, que habrá en cada unidad un oficial de mantenimiento, que evaluará una situación irregular en la unidad, para que alguna empresa venga y solucione el problema».

­¿Esto es hoy posible? ¿La legislación lo permite?

­Sí, eso sería algo así como tercerizar algunos servicios; hay que llamar a licitación. Pero la legislación actual lo permite. Hago estos comentarios a título personal. En este momento, se estudia y se preparan propuestas; es el poder político el que debe decidir y comunicar cuáles son las líneas maestras a seguir en cada caso», afirmó.

Bonilla dijo que en el curso del presente mes, o a más tardar a comienzos de abril, está previsto que se reúna por primera vez el Consejo de Defensa Nacional (Codena), otro organismo creado por la Ley de Defensa, que preside el presidente José Mujica y está integrado por los ministros del Interior, Defensa Nacional, Relaciones Exteriores y Economía y Finanzas».

Según el artículo 12 de esta ley, el Codena estudia cuales son «las amenazas» que pueden poner en riesgo al país, «analiza y propone las hipótesis de conflicto», «sugiere la adopción de estrategias» y aprueba «los planes y coordina las acciones necesarias para la defensa».

«Una de las amenazas preocupantes en el mundo ­destacó­ es la existencia de 25 millones de personas que andan deambulando, sin territorio fijo, con hambre… Esta cifra crece cada año en cuatro millones. Impresiona», dijo.

Interrogado acerca de la secuencia de actividades previstas para los próximos meses, señaló: «Tenemos el objetivo de elevar la propuesta de reforma al 1º de noviembre, según lo señalado por el Ministro de Defensa Nacional. En estos cuatro meses y medio, hemos avanzado y tenemos una serie de estudios. A partir de hoy (miércoles 2), contamos con esta sede, que en marzo sería dotada de mobiliario; están ya asignados todos los oficiales de las tres fuerzas que van a cumplir actividades aquí».

Bonilla explicó que el sistema de las misiones de Paz de Naciones Unidas, que estará también bajo la órbita del Esmade, se integrará hacia finales del presente año. «En junio pensamos evaluar el avance de los trabajos y en noviembre se entregará la propuesta». Se iniciará en ese momento un proceso de transformación sin precedentes en la institución militar uruguaya, una de cuyas ramas ­el Ejército­ celebra su bicentenario simbólico, al considerar que en ocasión de la Batalla de Las Piedras, con la victoria de las fuerzas conducidas por José Artigas, se produjo su acto fundacional.

 

PERFIL

El general del aire José Ramón Bonilla se convirtió el 20 de octubre en el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Esmade), creado por la Ley de Defensa Nacional promulgada a comienzos del pasado año. Nacido en Melo, Cerro Largo, hace 59 años, en una familia de trabajadores, vivió buena parte de su infancia y adolescencia en Maldonado.

Bonilla tiene una dilatada foja de servicios como aviador militar. En diciembre de 2003, cuando el gobierno de Jorge Batlle lo eligió entre los coroneles aptos para ascender al grado de brigadier general, ocupaba la dirección de la Escuela Militar de Aeronáutica. Había sido agregado militar en España entre 2000 y 2002.

En su nuevo rol, ejerció la jefatura del Estado Mayor de la Fuerza Aérea (FAU). El 2 de febrero de 2009 el presidente Tabaré Vázquez lo nombró comandante en jefe de la FAU, cargo que ejerció hasta octubre, cuando el presidente José Mujica lo designó como el primer jefe del Esmade.

Bonilla está casado y tiene seis hijos.

 

NUEVOS  RIESGOS Y  AMENAZAS

Existe en el presente un conjunto de desafíos y nuevas amenazas a la integridad del Estado nacional y organismos especializados, como el Estado Mayor de la Defensa, tienen que alertar a las autoridades políticas (Ministerio de Defensa Nacional) para que establezcan las prioridades, como política de Estado, mediante nuevas instituciones como el Consejo de Defensa Nacional (Codena), presidido por el Presidente de la República e integrado por varios de s
us ministros.

Entre otros ítems, suelen integrar el listado las acciones del narco-terrorismo, las migraciones masivas de población, las epidemias, las agresiones al medio ambiente, el tráfico de órganos y personas, el estallido de conflictos generados por desigualdades sociales y el avance de la marginalidad, la circulación de armas, los movimientos de capital en los que se recurre a la informática, el traslado de residuos tóxicos, el terrorismo tecnológico y el espionaje en el mundo de la industria.

Las nuevas realidades obligan a una renovación en los sistemas de enseñanza del personal militar y una refocalización de las actividades de la Inteligencia pública, que busca prevenir situaciones de violencia que alteren la estabilidad democrática, según las fuentes consultadas por LA REPUBLICA.

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