Curiosos erizados

Algo está funcionando mal. O los medios de comunicación o quienes son sus receptores: la gente.

Un aglutinamiento de periodistas con su arsenal de cámaras y micrófonos en plena vía pública provoca curiosidad en la gente. Los menos se animaban a preguntar a algún profesional de la comunicación a qué se debía tanto alboroto. Pocos estaban enterados de la presencia de Lula Da Silva en Montevideo. O se comunicó mal sobre su visita o hubo hechos en la semana que obnubilaron las vistas de manera llamativa.

El punto máximo lo protagonizaron dos ex trabajadores de la cerrada planta de cerámica Olmos.

En momentos en que Lula visitaba la sede central del Frente Amplio, los dos ex trabajadores llegaron hasta la puerta del local, pidieron permiso al enjambre de periodistas y desplegaron un largo pasacalle en la que se leía el reclamo de una rápida reapertura de la planta. Pero más rápido actuó el personal de seguridad que hace lo que puede con las directivas que le imparten.

«Compañeros, hagan el favor de retirarse porque acá no hay nadie que pueda solucionarle el problema» le decía al oído a uno de los portaestandarte, un militante afectado a la seguridad. Otro, menos diplomático, tomó del hombro a uno de ellos y le susurró: «haceme el favor de irte porque acá adentro tenemos a un ex presidente internacional (sic)».

Dante Viera es el nombre de uno de los dos que portaba el pasacalle reivindicativo de la planta de Olmos colocado frente a la sede del Frente Amplio. Confesó sentirse «cansado» de que no tengan aún una solución laboral y dijo, «nos hicieron hablar con (Diego) Cánepa y nos dimos cuenta que él no tiene la menor idea de la situación que estamos viviendo. Conoce la tierra porque debe tener una maceta en su casa y la carne sabe que existe porque la ve colgada en una carnicería», ilustró Viera, dirigente de Cañada Grande en Empalme Olmos.

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