Entrevista. El actual integrante de la Corte Electoral rompió su silencio para LA REPUBLICA

"En las elecciones de 1971 no se cometió un `fraude`como afirmaron los blancos"

­Nos estamos acercando a los 40 años de las elecciones nacionales de noviembre de 1971; usted, ¿qué rol desempeñó en aquel momento?

­En 1971 era delegado general del Frente Amplio (FA) por el sublema Socialismo, lista 90, y en el escrutinio definitivo que se realizó en el Cilindro Municipal, fui uno de los tres encargados de la tarea, con personal a cargo, porque había muchas mesas, y lo que hacíamos era supervisar, ver si había problemas, hacer los escritos de reclamo, junto a Roberto Gilardoni, que hoy tiene 94, 95 años, y un compañero Bachi, de la lista 1001, que creo que ahora vive en Rivera; sé que pasó muy mal durante la dictadura.

 

­ ¿Entonces siguió los hechos de muy cerca, durante aquellos tensos meses?

­Sí, desde que empezó el escrutinio definitivo, que fue por el 5 de diciembre hasta que se terminó, que fue el 14 de febrero de 1972; usted no olvide que al día siguiente, debía asumir el Poder Legislativo. La Corte Electoral, como marca la ley, dispuso el 20 de enero, al no haberse terminado el escrutinio departamental, intervenir la Junta Electoral de Montevideo, y fue la propia Corte la que dirigió hasta el final, el escrutinio. Mi tarea era la de supervisar y ver cómo se procesaban las votos observados, que fueron en Montevideo cerca de 20 mil, que se escrutaron en el Cilindro, a continuación del escrutinio de los votos comunes. Le aclaro que en cada mesa había delegados del FA. Estaban figuras muy notorias, como Zelmar Michelini, Ariel Collazo…y en ningún momento vimos votos dobles, es decir, ningún sobre contenía dos hojas por el sistema vigente y proyectado. ¿No sé si soy claro?

­¿Sería una hoja por el régimen legal existente, y otra, que tendría valor en caso de prosperar el proyecto de reforma constitucional, que permitía la reelección presidencial, para la que se candidateaba el entonces gobernante Jorge Pacheco Areco?

­Sí, en aquella elección de 1971 se votaba una hoja por el sistema actual a presidente y otra a intendente, y los que querían votar el plebiscito, votaban una hoja por el sistema proyectado a presidente y a intendente mas una quinta hoja del Sí a la reforma. Eso tuvo apenas el 26, 27 % de los votos válidos.

-¿Todos los partidos presentaron listas dobles, para el régimen vigente y el proyectado, o sólo fue el Partido Colorado?

No, sólo una parte del Partido Colorado; es decir el pachequismo. Eso se ve en los resultados finales, el sector del presidente Pacheco tuvo en el entorno de 380 mil votos en todo el país, y la reforma tuvo 490 mil. Quiere decir que hubo 110 mil ciudadanos que estaban de acuerdo con la reelección, pero no votaron a la lista por el régimen vigente, que por decisión de Pacheco, encabezó Juan María Bordaberry.

­El Partido Nacional impugnó el resultado de estas elecciones. En un escrito elevado a la propia Corte Electoral dijo que habían habido «más votos que votantes», y habló de «fraude».

­Eso no esta probado en los circuitos urbanos. En los circuitos rurales, siempre hay más votos que habilitados. Si repasamos lo que pasa con una serie rural cualquiera, por ejemplo Fraile Muerto en Cerro Largo, puede tener un circuito rural 80 personas habilitadas para votar, y en el circuito votar 400. Lo que pasa es que suelen votar como observados, de todos los circuitos rurales.

Le puedo asegurar que en circuitos urbanos, no vi en ningún caso, más votos que votantes. Lo que sí puede pasar es que hubiera gente que votaba por un sistema, y no por el otro. Pero razonemos un poco: ¿Qué quería el pachequismo? Que ganara Pacheco. El pachequista podía poner dos hojas por el sistema proyectado, pero no poner dos hojas de Bordaberry.

­Los blancos en su alegato, denunciaron una serie de hechos irregulares y afirmaban que «las cifras no cerraban»…

­Sí, decían que no cerraban las actas, porque como había listas que no votaban a un sistema y no votaban al otro, las actas, no cerraban..

­¿Y qué es lo que pasó? ¿Hubo un fraude ahí?

­No hubo un fraude. Le puedo asegurar que no. Lo que pasó es que por última vez en la historia de Uruguay, los miembros de las mesas eran todos delegados de los partidos políticos. Los clubes blancos tenían que nombrar un secretario para cada mesa, y un suplente; y los colorados, tenían que nombrar dos miembros de la mesa, y dos suplentes.

­¿No había empleados públicos entonces; eran directamente los partidos que elegían a los miembros de las mesas?

­Seguro, el sistema electoral indicaban que los miembros debían ser dos titulares y dos suplentes del partido que había ganado la anterior elección municipal, y uno y uno del partido que había salido segundo. En Montevideo, eran dos colorados y un blanco. Entonces los partidos le pedían a los clubes que nombraran gente. La euforia del «club político» había desaparecido. Los dirigentes de los clubes no tenían gente para poner y le pedían en el barrio a los vecinos, a gente amiga. No había sanción si no concurrían. Y hubo mesas que en 1971, se instalaron al mediodía porque no se habían hecho presentes los miembros de la mesa.

­Entonces, ¿para usted hubo una especie de impericia en el modo en que muchos delegados de mesa cumplieron su rol, más que una intención planificada de manipular el comicio?

­Es así…En qué se basó mucho el Partido Nacional? Dijeron por ejemplo, que aparecieron votos en Yugoslavia y Santa Lucía, en Nuevo París; y lo que aparecieron fueron sobres vacíos. Voto es lo que está dentro de la urna; cuando usted lo escruta, deja de ser voto.

­¿ Y qué pasó con esa puerta no lacrada que fue detectada en el Cilindro Municipal?

­Puede ser. El trabajo fue enorme durante dos meses…

­¿En concreto, para usted existieron entonces garantías de cristalinidad en el proceso electoral, tanto en el comicio, como en el escrutinio?

­Sí, las garantías existieron. Yo por lo menos, como delegado del FA, no tengo nada que objetar.

­¿La bala que impactó en una de las ventanas del domicilio del delegado blanco el ex diputado Ciro Ciompi, fue algo accidental, intencionado, que pasó realmente?

­Se vivía un clima político tenso. Era una época muy difícil.

­Entonces esa diferencia de algo menos de 13 mil votos entre blancos y colorados, que perjudico a Wilson Ferreira, surgió de los porfiados hechos?

­Esa diferencia fue lo que no pudo soportar la dirigencia del Partido Nacional, y en un clima enrarecido como aquel, llevó a que hicieran todos esos planteos. Yo me inclino a pensar que el sistema uruguayo es muy limpio, la elección de 1980 lo demuestra, hay muchos controles, siempre hubo delegados de todos los partidos en las distintas mesas. En el plebiscito de 1980, a pesar de que estábamos en una dictadura, que no había delegados partidarios en las mesas, el resultado fue limpio. Si querían manipular aquello, les hubiera costado, por la forma en que está organizado el sistema. En el escrutinio que se hace en el Uruguay intervienen unas 70 mil personas. En cada mesa hay 10, 12 personas. Son 7 mil los circuitos en todo el país.

­En aquel 1971 había medidas de excepción, mucha violencia en la calle, censura de prensa…

­Sí, una realidad muy enrarecida, que ya venía de las medidas de seguridad de 1968…

­Usted informó todo esto que señala a las autoridades centrales del FA

­Sí, claro. Concretamente fue al general (Líber) Seregni…

­¿Y qué instrucciones recibió?

­Nosotros informamos, y se nos pidió que no emiti
éramos opiniones. Y cumplimos como corresponde.

­¿El FA no agitó mucho el tema, no?

­No, no salió a acompañar el planteo de los blancos. No habló públicamente de fraude o cosa así. Le digo más: esta es la primera vez que yo comento esto públicamente. Creo que habiendo pasado 40 años, es tiempo de que se conozcan bien los hechos de 1971.

­Pesqueira, usted fue testigo de lo que pasó en las elecciones de 1962, en que los socialistas, con otros grupos y el ex ministro Enrique Erro, formaron la Unión Popular, que obtuvo una muy escasa votación y el PS perdió toda su representación parlamentaria (tenía un senador y tres diputados) ¿Qué es lo que pasó?

­Sí, estuve cerca de aquel proceso en la parte electoral.

­¿Cómo se tejió aquella alianza, a la hora de definir las listas?

­El primer titular a la Cámara de Diputados en Montevideo y en Canelones, correspondió a Erro, que había encabezado en la elección anterior, de 1958, la lista 4190 del Partido Nacional, que fue muy votada (tres diputados). Erro, era de La Paz, Canelones. Vivian Trías, -que era diputado del PS-, era el segundo titular en esa lista, en los dos departamentos.

La Unión Popular sacó bancas de diputados por esos dos departamentos. Erro optó por Montevideo, y su lugar en Canelones, fue ocupado por María Victoria Soares de Lima, de su grupo, que al poco tiempo volvió al Partido Nacional.

­Erro le pidió la banca a Soares de Lima,

­Sí, le pidió la banca, pero ya estaba fracturada la UP. Además, tendría que haber renunciado toda la línea. Trías estaba en segundo lugar en la lista.

­¿Y si Erro hubiera optado por Canelones, quién ingresaba por Montevideo?

­También Soares de Lima…

­¿A la hora de armar las listas, ustedes qué pensaban? ¿Cuántas bancas pensaban conquistar?

­Y bueno, pensábamos sacar 5 bancas en Montevideo (el PS tenia 3, desde 1958), 1 en Canelones y quizás, una en Salto. No hubo siete, sino dos.

­Y tienen algún asidero las versiones que indican que el PS quería que Trías aceptara su proclamación por Canelones y renunciara a Montevideo, en cuyo caso Raúl Sendic, que era su primer suplente, podría haberse convertido en diputado?

­No lo puedo asegurar. Si eso se cocinó en el PS yo que estaba en la parte electoral con don Francisco Trotta, eso no lo puedo saber. Yo no lo sé. Lamentablemente, el resultado electoral nada tuvo que ver con nuestras expectativas. Pensábamos en que llegábamos a cinco bancas en Montevideo. El quinto, recuerdo, era Artigas Sánchez, un independiente que ocupaba la Secretaría General del Sindicato de la Carne. Perdimos en todas las líneas. El PS perdió la adhesión de Emilio Frugoni, se produjo una división, cosas de triste memoria, y que prefiero no recordar…

­Usted en 1968, 1969, era bancario. Conoció directamente lo que fue la «militarización» dispuesta por Pacheco por medidas d seguridad.

­Si, lo viví, lo sufrí…

­¿Cómo lo explicaría hoy?

­¿Qué significaba? Y que cesaba el derecho de huelga. Nosotros estábamos en huelga, y se nos militarizó , y a los que faltaron los llevaron a los cuarteles. No teníamos derecho de huelga. Estábamos bajo un estatuto militar.

­¿Eran civiles presos en los cuarteles por hacer huelga?

­Sí, así nomás de terrible. Algunos 15 días; otros un día…Todo variaba según la unidad.

­Cuántos miles de bancarios fueron miltarizados?

­Y entre 5 y 6 mil; digo, en la huelga bancaria oficial, la de 1969; en la privada. hubo muchas destituciones…

 

COMO VOTARON LAS FORMULAS EN 1971

Ferreira-Pereyra: 26.42 %

Bordaberry-Sapelli: 22.81 % (1)

Seregni-Crottogini: 18.28 %

Batlle-Rodríguez: 14.59 %

Aguerrondo-Heber: 13.74 %

Vasconcellos-Flores Mora: 2.94 %

(1) eran los votos de Pacheco Areco

PERFIL

Es desde julio de 2010, ministro de la Corte Electoral. Fue presidente y miembro de la Junta Electoral de Montevideo (1990-2005). Integró desde la década de 1950 la comisión electoral del Partido Socialista y fue uno de los tres delegados centrales en el escrutinio final de las elecciones de 1971 por el Frente Amplio. Bancario, durante 25 años presidió la comisión electoral de la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay, AEBU. Hizo los preparatorios de abogacía y notariado, ejerció el oficio de carpintero, y cofundó el club Marne. Está casado, tiene 2 hijos y 4 nietos. Hoy cumple los 80 años.

 

El reclamo blanco ante la Corte

En noviembre de 1971 los colorados aventajaron a los blancos por 12.802 en un universo de 1.664.119 votos válidos. El 1º de diciembre de aquel año, el Directorio blanco acusó al Ministerio del Interior de ocultar información y le retiró su confianza. La réplica fue inmediata, tanto del gobierno como de los colorados. Entonces, la colectividad blanca presentó un reclamo ante la propia Corte Electoral (anulación) el 31 de enero de 1972. El escrito estaba firmado por Justo M. Alonso, Pedro P. Berro y Manuel López Esponda. El organismo electoral realizó una investigación y no hizo lugar al pedido (sentencia Nº 20.698/72 del 14 de febrero), por 7 votos en 9 (Fernando Abdala, presidente; Radamés Bianchi, David Bonilla Fon, José María Galo, Máximo Gurméndez, Abel Segarra y Sigfredo Goñi; discordes: Francisco Rodríguez Villamil y Carlos Sarachaga).

«No me lo contaron», señala José Luis Baumgartner ­por entonces secretario letrado de la Corte Electoral­, en su ensayo «Crónica Desaforada 1050-2005″. Baumgartner, que durante parte de la dictadura estuvo preso, niega un posible «fraude», dice que existieron «irregularidades», que no alteraron el resultado del comicio. Afirma que Fernando Abdala era «un señor; garantía de ecuanimidad para todos».

En setiembre de 1972, seis diputados blancos encabezados por Eladio Fernández Menéndez hicieron un pedido de informes. La Corte Electoral creó una comisión especial de funcionarios que tras un nuevo estudio preparó un informe de 54 páginas enviado al Parlamento el 22 de marzo de 1973, que llegó a las mismas conclusiones. Alfredo Albornoz ­uno de esos funcionarios­ dijo una década atrás: «Hubo impericias en algunas mesas, donde se confundieron las listas de régimen vigente con el proyectado, pero los casos producidos no pueden hacer olvidar que intervinieron 1.664.000 ciudadanos». Y agregó: «Se puede decir que esto puede haber perjudicado al Partido Nacional, pero eso, realmente, no está comprobado» («Fin de Semana», «El Observador», 24 de noviembre de 2001, página 3).

 

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