Mujica no pedirá al FA que "cierre filas" en el Parlamento detrás del impuesto al campo

El presidente José Mujica no solicitará que sus legisladores «cierren filas» a favor del proyecto que crea el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales (ICIR), porque lo principal es la «libertad de opinión», y reprochó la división que a su juicio existe entre el campo y la ciudad.

Si bien por el momento fueron nueve los ministros que estamparon su firma en el proyecto, el resto de los secretarios de Estado lo rubricará este lunes cuando en horas de la mañana se reúna el gabinete en la residencia de Suárez y Reyes. Entre los ministros que aún no lo habían firmado se encontraban Enrique Pintado (Transporte) y Tabaré Aguerre (Ganadería), ambos de gira por el Interior del país. En ese marco, el mandatario expresó en entrevista exclusiva con LA REPÚBLICA que durante el acuerdo ministerial de mañana hablará «con todos ellos», y aseguró que la propuesta será aprobada en el gobierno por consenso, porque en el correr de un mes, y luego de largas reuniones con el vicepresidente Danilo Astori, fueron incorporándose propuestas del líder de Asamblea Uruguay que contemplan algunas ideas de los diferentes secretarios de Estado vinculados a la aplicación del gravamen. El jefe de Estado dijo que luego de las reuniones con Astori se ha tratado de «resumir» e incorporar los diferentes aspectos planteados por el vicepresidente.

«Pero después en el Parlamento todo estará en manos de la fuerza política. Yo no voy a pedir que cierren filas, por el contrario: lo principal es la libertad de opinión, porque es un tema discutible», aseguró.

De todas maneras indicó que este lunes expresará todo lo que piensa. «Voy a hablar cuando tenga que hablar, porque hay un problema que va más allá del proyecto de ley y es que estoy harto del egoísmo que hay en este país», enfatizó.

Por un lado, se refirió al «egoísmo de la gente urbana que no entiende nada del campo» y por otra parte al «egoísmo del campo con la gente urbana, entonces eso hay que desarrollarlo largamente, estamos en un país con dicotomías y dividido». Acotó: «Los que viven en la ciudad se creen que quienes habitan el campo atan los perros con chorizos, pero el verdadero propietario no vive en el campo, sino que vive en Montevideo. La gente tiene un desconocimiento maravilloso de lo que es el país. Por eso quiero decirle al país lo que pienso, y con mucho respeto».

Mujica señaló que en más de una ocasión ha escuchado a muchas personas que dicen: «paso por el campo y no hay nada», pero reprochó que quienes realizan tales comentarios «no entienden las cosas». Ejemplificó que «en este momento, en el grueso del campo, hay sembrados trigo y cebada, plantaciones que están en un intenso umbral, pero a la gente de la ciudad que viaja al interior le parece que eso es pasto, que no hay nada. ¡Se dicen cada disparates!». Asimismo, apuntó que también ha visto que algunos hombres de campo, «no todos, creen que se puede vivir sin la ciudad; y desde la capital algunos quieren que vivamos a costillas del campo», ni una cosa ni la otra. «¡No, no! Tenemos que vivir con el campo, pero no a costilla del campo. Y el campo tiene que aportar lo suyo, pero todos tenemos que aportar. Son conceptos que no se pueden resumir así nomás». En ese marco, el dignatario reconoció que tiene un «crudo enfrentamiento» con los lugares comunes que se manejan en el Uruguay. «Por estos motivos voy a aprovechar esta oportunidad, del Consejo de Ministros, para hablar largo. No se puede ser intelectualmente grosero con temas que son delicados a través del tiempo». Mujica expresó que le preocupa esa división entre el campo y la ciudad porque afecta al entramado social. Pero reconoció que ello «ha existido toda la vida», y es algo que «se ha venido arrastrando desde tiempos inmemoriales».

«Se dicen disparates y además se extrapolan las categorías. Por ejemplo, yo soy enemigo de las detracciones (impuestos a las exportaciones) porque conozco la historia económica del Uruguay. ¿Cuál fue el resultado que generó? ¿Sabe cuál fue el resultado?: achancharnos. Entrar a vivir y descapitalizar», cuestionó Mujica.

Al tiempo indicó que esa posibilidad quizás de resultados en otros países y otras circunstancias. «Por ejemplo, cuando usted ve la productividad de la soja en Argentina, a la que le sacan el 30% de detracciones, aún así lo que le queda es más de lo que dejaría en Uruguay sin sacarle nada. Porque la Argentina tiene una productividad de 3 mil kilos promedio por hectárea y nosotros no llegamos a 1.500 kilos por hectárea. Entonces, los que no conocen esta realidad dicen cualquier pelotazo y bueno. Eso es lo que entrevera las cosas». El jefe de Estado reiteró su idea referida a las diferencias entre el campo y la ciudad y remarcó que el Uruguay «no quiere entenderse a sí mismo, es una especie de polarización de unos contra otros siempre, y en todos los aspectos».

Consideró que esa actitud del «uruguayo» puede perjudicar el entretejido social, e indicó que «naturalmente» somos un país muy conservador.

«Empecemos mirando el promedio de edad que tenemos. Tendemos a no creer en nada, ser hipercríticos. ¡Y bueno! tampoco ello después nos lleva a comprometernos mucho con el quehacer. Y si el país no cree en sí mismo, es bravo. A pesar de que tenemos un montón de diferencias favorables, los obstáculos y errores, que también existen, tienen más fuerza que lo positivo».

Reconoció que su trabajo será «arduo» para poder intentar cambiar una forma de ser, porque siempre está nadando contra la corriente. «Son cosas que no tienen gratificación. Pero cuando uno está al final del partido tiene la obligación de decir lo que piensa. Al Uruguay lo quiero mucho y por ello he pensado que precisa más de picana y de repensarse que de andar adulándolo.»

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