Nueva cónsul en París y el consejero ante Bélgica poseen foja de servicios con numerosas anotaciones de irregularidades

Designaciones polémicas en Relaciones Exteriores

Estela Queirolo, hija del comandante en jefe del Ejército de la dictadura, Luis Vicente Queirolo, fue designada cónsul en París, acorde al documento que, en la oficina de «Acuerdos con Presidencia» del Ministerio de Relaciones Exteriores, aguarda la firma de Batlle.

Estela Queirolo había sido sancionada por «falta grave» cuando ejerció el consulado uruguayo en Nueva York, acusada de 24 cargos, en su mayoría irregularidades económicas. Ahora, Estela Queirolo vuelve a manejar dineros públicos, algo absolutamente novedoso a nivel de la Cancillería, en tanto la norma es que los funcionarios sancionados por malversar fondos públicos no vuelvan a manejar dinero estatal durante el resto de su carrera, o cuando menos por un largo período. La investigación que halló culpable a Queirolo data de 1995.

La nueva cónsul en París se encontrará seguramente en Europa, con otro miembro de la diplomacia nativa, también sancionado por irregularidades con fondos estatales: su esposo. El marido de Estela Queirolo, Julio Tealdi, fue nombrado «Consejero» ante el gobierno de Bélgica. Tealdi fue cónsul general en Nueva York donde se le comprobó «irregular manejo de fondos del Estado». Así consta en el sumario administrativo 038/995 del 15 de diciembre de 1995, y en el sumario 001/995 del 4 de abril del mismo año.

Además de malversar fondos nacionales, Tealdi se adueñó de buena parte del dinero ahorrado por compatriotas residentes en Estados Unidos, destinado a comprar un monumento en bronce de José Artigas, a instalarse en una plaza neoyorquina. Este dinero fue finalmente devuelto… con cheques sin fondos.

Los nombramientos dan por tierra con la Ley 14.206 que en su artículo 51 establece: «Ningún funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores podrá ser ascendido ni destinado a prestar funciones en el exterior, tanto permanentes como transitorias, cuando su foja de servicios arroje la existencia de irregularidades administrativas de entidad comprobadas mediante el sumario correspondiente. Los funcionarios que se encuentren en la situación a que se refiere el párrafo anterior, perderán definitivamente el derecho a ocupar un cargo en el Ministerio de Relaciones Exteriores y su situación será resuelta por aplicación de lo dispuesto en los artículos 31 apartado A y 32 de la presente ley».

El artículo 32 dice que «los funcionarios que pierdan el derecho a ocupar un cargo en el Ministerio de Relaciones Exteriores por las causales previstas en el artículo anterior, dejarán de prestar funciones en el mismo de manera inmediata y serán colocados en las listas de personal a ser redistribuido por el Poder Ejecutivo en otras dependencias del Estado».

Cabe consignar finalmente que la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Cancillería reclamó al director general exigir a Tealdi la devolución de los dineros faltantes durante su ejercicio ante el Consulado uruguayo en Nueva York en documento oficial fechado el 23 de enero de 1997. A la fecha: ¡bien, gracias!

 

Otro botón para la muestra

El 8 de enero el Presidente de la República confirmaba máximos recortes al gasto público. Al día siguiente, designaba como «agregado civil especial», rentado, para nuestro Consulado en Buenos Aires, al «operador político» de Lacalle en Argentina.

Schubert Flores Vasella, uruguayo residente en Buenos Aires, conductor del programa radial «Cerno Oriental», en la emisora «El Sol de Lanús» (?), pasará a cobrar «una remuneración mensual equivalente al noventa por ciento (90%) del sueldo que corresponda a un secretario de tercera», según el decreto firmado por Batlle. En este caso la cifra ronda los 3.000 dólares. El nuevo agregado Flores Vasella pasa a disfrutar de las prebendas del pasaporte diplomático, aun cuando jamás haya tenido contacto con el servicio exterior.

Los agregados civiles especiales son «ciudadanos de reconocidas aptitudes en el sector de actividades sobre el cual verse la designación», según establece el último decreto referido al tema, firmado por Sanguinetti el 7 de mayo de 1996. Flores Vasella ha demostrado sin dudas estas aptitudes, fomentando activamente el voto por el Dr. Lacalle entre los compatriotas radicados en Argentina.

Más curioso aún, Flores Vasella fue designado según el decreto, «en el Consulado General», que no en la embajada, como es de orden. En el Consulado General se manejan todas las direcciones de los uruguayos que residen en Buenos Aires, en tanto es allí que no en la embajada, adonde se dirige cualquier compatriota por distintas eventualidades. Epicentro del «mailing» de los residentes uruguayos, el Consulado General es punto clave en cualquier campaña electoral futura.

El decreto de designación presenta además un error documental que no fue advertido por ningún control, pero que bien podría dificultar cualquier investigación. Dice textualmente: «Visto: lo dispuesto por el Decreto Nº 167/996 (…)». El decreto en realidad es el 176/996.

 

Más botones y no tanto

Uruguay es de los últimos países en el mundo que mantiene el cargo de «agregado civil especial». Como ejemplo: en nuestro país, solamente la representación diplomática de Bolivia tiene acreditado un cargo así denominado. En todas las demás, no existe.

El nuevo «agregado civil especial» uruguayo en Buenos Aires, se suma a otros cinco que el Ministerio de Relaciones Exteriores mantiene en el mundo. Existen además otros cuatro, aún sin identificar.

Entre todos, cuestan al Estado alrededor de 400.000 dólares al año. Los agregados civiles especiales rentados no dejan de ser curiosos por sus apellidos y destinos. Tal el caso de la hija del general Galarza, Laura Galarza, agregada civil especial ante el Vaticano. Otro tanto ocurre en Gran Bretaña, donde ocupa ese cargo Waldemar Tarigo. En Israel, lo hace Samuel Hendel, en Italia Sylvia Irrazábal, y en México, Danubio Torres. Fuentes reservadas de la Cancillería calificaron al cargo como una modalidad «de última generación» para dar cargo, destino y dinero, a individuos ajenos a la carrera diplomática.

Las designaciones, todas recientes, han tenido incluso prórrogas: Galarza, designada en 1998, debía abandonar el cargo en 2001, pero fue beneficiada con una prórroga hasta el año 2003. Tarigo y Torres designados en 1996, perimieron en 1999, pero fueron prorrogados hasta el 13 de agosto de este año. Hendel, designado en 1999, debería abandonar el cargo el 13 de diciembre de 2002. Irrazábal, nombrada en 2000, tiene decreto con vencimiento al 28 de febrero de 2003.

Existen además otros cuatro, aún bajo investigación periodística. Todos cobran sus honorarios por partidas expresas del Ministerio de Relaciones Exteriores.

El mismo decreto presidencial que estableció la obligación que los agregados civiles especiales tengan «reconocidas aptitudes en el sector de actividades sobre el cual verse la designación», fija en diez «el número total máximo» de dichos cargos. Estamos a tope.

En cuanto a los sueldos, el decreto firmado en 1996 por Sanguinetti dice que «percibirán una remuneración mensual equivalente al noventa por ciento (90%) del sueldo que corresponda a un secretario de tercera en el mismo destino y se efectivizará con cargo a la partida de contratación de cancilleres y auxiliares administrativos». *

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