En Rocha se encontraron esqueletos de cánidos de entre 1.000 y 3.000 años

Los perros no llegaron a Uruguay con los colonizadores

Un equipo interdisciplinario conformado por técnicos de la Facultad de Humanidades y la Facultad de Ciencias trabaja desde hace quince años en un proyecto denominado «Arqueología de las Tierras Bajas» que tiene como objetivo el estudio de los «cerritos de indios», una zona rica en restos arquelógicos pertenecientes a antiguas civilizaciones indígenas.

Uno de los hallazgos más importantes de los últimos años lo constituye el descubrimiento de cuatro esqueletos de perro prácticamente completos. Los mismos fueron encontrados en distintos años en el departamento de Rocha en los conocidos cerritos de indio.

El primero de ellos fue hallado en el año 1988, en San Miguel, un pueblo a 8 kilómetros del Chuy. La prueba del carbono14 determinó que tenía una antigüedad de 1.090 años.

El segundo esqueleto también fue encontrado en San Miguel en 1992 y tiene 1.600 años.

El siguiente fue encontrado en el año 95 en el Potrerillo de Santa Teresa y tiene un antiguedad de 2.300 años.

El último tiene un fechado de 3.400 años y se halló en 1996 en Puntas de San Luis, sitio ubicado en la región de India Muerta, en Rocha.

LA REPUBLICA dialogó sobre el tema con la paleontóloga María Inés Pérez García y el antropólogo José López Mazz quienes explicaron que los cerritos son estructuras de planta circular, construcciones de piedra y tierra que miden 30 metros de diámetro y su altura oscila entre los 50 centímetros y los 7 metros. Las zonas en que se encuentran son muy próximas a los bañados de Rocha.

Son lugares de ritos generalmente funerarios, por eso se estima que estos perros podrían haber formado parte de una ofrenda dado que en dos de los casos aparecen próximos a enterramientos humanos.

Posibles perros cazadores

Roberto González estudiante de antropología y becario de la Comisión Nacional de Antropología, que realizó un estudio profundo sobre los esqueletos, señaló que estos animales serían de una raza de porte mediano a grandes. La longitud del cuerpo sin contar la cola –que no se pudo reconstruir– es de un promedio de 65 centímetros y una alzada de alrededor de 40 o 45 centímetros.

Los resultados de los análisis determinaron que son animales relativamente jóvenes que no superan el año y medio de edad.

Sobre la raza, González explicó que cuando llegaron los europeos a fines del siglo XV, describieron la existencia de varias razas de perros en América: la más antigua, de tamaño mediano y con pelo era la denominada «perro común de Indias», la cual resultó ser la más común en América.

La otra raza no ha sido hallada en nuestro país, se trata de perros de extremidades cortas y la última se estima que no es una raza sino que son mutaciones, es el caso de otros cánidos.

En lo que se refiere a las posibles hipótesis que se manejan en torno a estos esqueletos, González destacó «que no se puede determinar si son ofrendas hasta tanto no se establezca si existe una relación directa con el enterramiento humano. Por ahora lo que sí se ha confirmado es la asociación dentro de un mismo montículo de humanos y perros».

Se puede afirmar que eran mascotas, eran consideradas importantes lo cual determinó que fueran enterrados con sus dueños.

Asimismo se cree que posiblemente hayan sido utilizados en la caza «ya que hay que recordar que los grupos de indios de los cerritos se han caracterizado como recolectores y cazadores».

El origen

La paleontóloga Pérez García indicó que se puede teorizar que estos perros son descendientes de aquellos que llegaron del estrecho de Bering junto con los paleoindios y no tienen nada que ver con los cánidos que ya estaban aquí. También puede ser que haya una evolución desde los otros cánidos como los zorros». En Mesoamérica y Norteamérica los perros que tenían los indios estaban cruzados con el coyote y en Europa con el lobo.

La paleontóloga indicó que podría tratarse de perros que llegaron con los primeros hombres desde Asia o bien podrían tener contacto con animales preexistentes en nuestro territorio.

Una creencia sin asidero

Roberto González habló sobre la existencia de trabajos de publicación reciente que afirman que los perros fueron introducidos por los europeos en el siglo XVI. «En realidad esto no tiene ningún tipo de asidero arqueológico, sino que es simplemente la trasmisión de una idea que ya no puede sostenerse».

Este tipo de perro estaba muy difundido desde el norte del continente hasta el extremo sur, Tierra del Fuego. En algunas regiones de América el perro fue introducido tardíamente por los grupos europeos.

Contrariamente a Uruguay, en Brasil aún no se han encontrado huesos de perros prehistóricos. En Argentina si bien se han encontrado dientes y cráneos de este tipo de perro no se han hallado restos tan completos como en nuestro país. «A nivel regional los datos son muy interesantes, constituyendo un caso excepcional para esta zona del continente», dijo González.

Actualmente los esqueletos de perros se encuentran en un museo perteneciente a la reserva de Probides, otro de ellos está en el laboratorio de la Comisión Nacional de Arqueología y el otro en el museo de antropología en Montevideo.

Los técnicos continúan investigando los esqueletos al igual que la zona en la que fueron hallados para determinar la antigüedad exacta de estos animales, su origen y función dentro de los grupos indígenas.

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